Relaciones SentimentalesVida y Estilo

Claves para superar el primer mes

Por fin van a dar el gran paso, si quieren, tienen toda la ilusión del mundo, pero ¿estan preparados? Vivir con otra persona requiere un período de adaptación que no todas las parejas superan. Te damos todas las claves para que tú sí lo consigas.Si llevan un tiempo saliendo, las cosas van bien y ambos sienten la necesidad de dar un paso más, no lo piensen más: a vivir juntos.
Alargar este paso demasiado o forzar al otro miembro de la pareja a hacerlo sin estar plenamente convencido, puede desembocar en desastre. Dando por hecho que es una decisión mutua y muy deseada, no está de más tomar ciertas precauciones para que todo salga bien.
El primer mes es crítico, son tantas las novedades respecto a la convivencia que en algunos momentos puedes tener ganas de tirar la toalla. Pero no pienses que te has equivocado, los noviazgos son la parte más cómoda de una relación.
Si antes, cuando discutían, cada uno se iba a su casa, ahora tienen que dormir juntos. Si antes tenían la comida hecha y la ropa lavada en casa de tus padres, ahora les toca hacerlo a ustedes…

Hablar, hablar y hablar
La clave para superar el tiempo de adaptación está en establecer desde el principio unas normas respecto a la casa, en pactar sobre el espacio y el tiempo que cada uno necesita para sí mismo, en motivarse cada día para mantener vivo el amor, y en hablar, hablar y hablar sobre todas las dificultades que vayan surgiendo.
Para que lo tengas más fácil, te hemos preparado una lista con los puntos conflictivos con los que toda pareja suele enfrentarse en la convivencia, y la mejor solución. Toma nota.

Período de ajuste
Los psicólogos y terapeutas de pareja llaman a este momento “período de ajuste”. Hay parejas que no pasan por él porque desde el principio se acoplan de forma natural, pero a otras les cuesta mucho compartir con otra persona un espacio que antes era sólo suyo.
Encontrarse la cocina sucia o la ropa del otro siempre tirada puede ser muy molesto para ciertas personas, por lo que los terapeutas recomiendan esforzarse en los hábitos de limpieza cuando se pretende vivir con otra persona.
Lo importante es mantener el buen ambiente y evitar los agravios o las desconsideraciones. No hay que tenerle miedo a los desencuentros ni las crisis, sino intentar utilizarlos para fortalecer la relación. Lo importante es desarrollar y mantener siempre unas buenas habilidades de comunicación.
Lo que debes tener claro es que en una pareja la relación debe ser de igual a igual. Hay que poner los pies en la tierra y olvidarse de las nefastas relaciones de amar sin límites y dar sin esperar nada a cambio. Ambos miembros de la pareja deben dar y recibir equitativamente para que la relación funcione.
Nuestra pareja también debe estar informada de lo que queremos, esperamos o necesitamos. Según los expertos, es una equivocación de muchas mujeres pretender que sus parejas se adelanten a sus deseos, lo que les provoca frustración y conflictos. Si necesitamos consuelo, cariño o atención hay que pedírselo a la pareja.

En cuestiones de dinero…
Las cuentas siempre muy claras. Antes de vivir juntos tienen que hablar sobré cómo van a gestionar su economía doméstica: si van a tener una cuenta conjunta o si ambos ingresaran una cantidad fija al mes para los gastos de la casa. Esto evitará que surjan roces si un miembro de la pareja aporta más que el otro o si piensa que se utiliza la cuenta de la casa para cosas inapropiadas.
La mejor solución puede ser que tengan una cuenta a medias pero que cada uno también pueda disponer de su dinero para sus cosas o sus caprichos (¡nunca te vayas de compras con la tarjeta de la cuenta común!). De todas formas, cada pareja debe encontrar su propia forma de gestionar su economía, lo importante es tenerlo claro antes de irse a vivir juntos.
Si uno de los miembros de la pareja no aporta ingresos, será mucho más importante que la economía se gestione con sentido común, aunque te aconsejamos que intentes conservar siempre que puedas tu independencia económica. Si se han casado, opta por la separación de bienes, les evitará muchos problemas en el futuro.

Reparto de tareas
Aunque te parezca mentira, éste es uno de los puntos que provoca mayores fricciones e incluso rupturas en una pareja. Nuestro consejo es que nunca te vayas a vivir con un hombre sin haber pactado antes el reparto de tareas.
Al principio, puede que te haga ilusión planchar sus camisas, pero al mes puedes estar harta de recoger su ropa sucia y limpiar siempre tú la casa. Y, por supuesto, no caigas nunca en el error de hacer las cosas por no tener la casa sucia; él necesita ver que las cosas no se hacen solas. Tampoco repartas injustamente las tareas a su favor porque no sepa hacer las cosas, a ti tampoco te enseñaron.
Si ambos trabajan mucho y lo pueden permitir, contraten a alguien, puede ser la mejor opción. Pero recuerda que siempre habrá cosas que hacer y no te corresponden a ti sólo por ser mujer.

No te conviertas en su madre
Éste es un error en el que caen muchas mujeres. De novias divertidas pasan a convertirse en madres aburridas. No le digas lo que tiene que comer, lo que tiene que ponerse o cómo debe comportarse, ya lo lleva oyendo toda su vida, lo que quiere es una pareja.
Está bien que te preocupes por él, pero sin llegar al extremo de la sobreprotección. Son adultos y cada uno puede responsabilizarse de su salud y sus obligaciones. Si adoptas esta actitud, acabará aprovechándose de ti, delegando cada vez más responsabilidades y la culpa será solamente tuya.
Por no hablar de lo poco atractivo y motivante que resulta vivir con una mujer que se parece a la propia madre. De ti depende que siga comportándose como un niño o se convierta en un hombre.

Respeten sus tiempos y espacios
El hecho de que vayan a vivir juntos significa que van a pasar muchísimo más tiempo juntos que antes. Por eso es muy importante que sepan respetar el espacio y la independencia del otro. Esta cuestión deben hablarla y llegar a pactos, puesto que no siempre un miembro de la pareja es tan independiente como el otro.
Si a él le gusta salir de vez en cuando con sus amigos, no le pongas problemas, siempre se volverá en tu contra. Sé inteligente y déjale respirar, tendrá más ganas de estar contigo si sabe que puede disponer de su libertad cuando quiera. Y si eres tú quien necesita más espacio propio, no renuncies nunca a tu tiempo por él, siempre saldrás perjudicada.
Hacer cosas por separado y compartir parte de su tiempo con otras personas enriquecerá su relación, hará que tengan más ganas de verse y más cosas que contarse. Intentar tener a tu pareja siempre a tu lado por miedo, celos o inseguridad los acabará destruyendo.

Las respectivas familias
La cuestión de la familia política es muy delicada y debes tenerlo claro desde el principio. Lo mejor es no meterse en temas familiares ni opinar. Si le quieres a él tendrás que aceptar a su familia. Jamás intentes ponerle en contra de los suyos ni le pongas inconvenientes cuando quiera ir a verles.
Lo ideal es repartir equitativamente las visitas conjuntas a ambas familias y que cada uno de ustedes vaya a ver a los suyos siempre que quiera. Pero tampoco se pasen la vida en casa de sus padres, ahora ustedes son los adultos y deben formar su propia familia, con sus propias normas, gustos y prioridades.
Los hombres suelen estar muy unidos a sus madres, así que si no quieres que tu suegra se entrometa en tu vida, nunca te vayas a vivir cerca de ella. Pero tampoco de tu madre, asume que al irte a vivir con tu pareja dejas de ser una niña. Y aunque los tiente mucho, lo de llevarle la ropa sucia a las madres o llevarse los tupper ware de su casa, no es muy propio de dos personas adultas.

Amigos siempre en casa…
Ahora que van a vivir juntos puede que aparezcan habitualmente en casa un montón de amigos dispuestos a ver el fútbol, hablar de chismes, quedarse a dormir o a comer…
Si nunca habían vivido fuera de la casa de sus padres, puede que de repente les apetezca hacer todas las cosas típicas de amigos en un piso compartido. Pero no os confundáis, vuestra casa no es un piso de solteros, sino de una pareja, y tendrán que poner límites a sus amistades.
Por supuesto, ambos deben respetar que el otro invite a sus amigos a casa (no les pongas nunca malas caras ni discutas con él delante de sus amigos). Pero no consientas que se pasen la vida allí, y muchos menos que luego te toque a ti recoger y limpiar el desorden que hayan dejado.

Frecuencia sexual
Muchos hombres se quejan de que al irse a vivir con sus parejas la frecuencia sexual disminuye drásticamente. Y llevan razón, ellos siguen manteniendo su demanda biológica mientras nosotras nos acomodamos o nos volvemos perezosas.
¿Por qué? Normalmente una mujer se rige sexualmente por la sorpresa, el misterio, el juego de la seducción, la pasión, cosas que se pierden en gran medida al ver diariamente a la pareja. Por ello, debes esforzarte en practicar sexo de forma habitual, ya que mientras más lo hagas más predispuesta estarás.
Además, los hombres también se quejan de que empiezan a interesarnos más las tareas domésticas que el sexo. Y muchas veces llevan razón. Pero lo que no saben es que esto suele ser debido a un injusto reparto de las tareas domésticas. Las dobles jornadas a las que estamos sometidas muchas mujeres nos hacen estar agotadas al llegar a casa, por lo que si éste es tu caso, habla con tu pareja para que haga más en casa.
Pensar en el sexo, ver pelis eróticas, preparar encuentros especiales, acariciarse mientras están viendo la tele, báñense juntos e incluso propónganse hacer el amor todas las noches… Todo sirve.

Tienen un compromiso
Aunque no se hayan casado, tomar la decisión de irse a vivir juntos supone un compromiso. Ambos deben tener claro y asumir que ya no pueden seguir llevando vida de solteros. Ahora las cosas las deciden en pareja y deben tener en cuenta al otro antes de actuar.
Tienen que limitar actividades que antes hacían libremente como solteros para darle prioridad a su relación. Aunque sean personas muy independientes, tienen que asumir que ahora funcionan en pareja y que el otro no debe quedarse solo o sentirse apartado por sus deseos. Incluso para hacer cosas por separado, tienen que hablarlo y estar de acuerdo ambos.
Vivir en pareja requiere responsabilidades y obligaciones. Ten claro que ahora vives con él y no sería normal que no aparecieras a dormir o hicieras planes sin que él lo supiera. Y si esta situación se da, tienes el derecho de pedirle explicaciones a tu pareja.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar

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