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Masajes para el bebé: ternura, salud y seguridad

Está comprobado que los masajes producen una serie de beneficios en la relación entre padres e hijos. Con el sólo hecho de acariciar al niño, de tomarlo, sonreírle y permanecer un momento con él, se establece una interacción que, de seguro, será importante en el desarrollo físico, emocional y social del pequeño.Así lo señala Francisca Orchard, enfermera matrona de la Universidad Católica de Chile y monitora de Baby Massages del Active Birth Centre de Londres, quien agrega que este tipo de estímulos produce respuestas inmediatas en el recién nacido.

“Con el masaje, una mamá puede estimular directamente la piel de su hijo y producirle efectos hormonales de placer y descanso, mejorar su elasticidad y tonicidad muscular, disminuir el estrés y mejorar sus patrones de sueño, además de estimular su sistema inmunológico (defensas) y mejorar su digestión”.

Según estudios realizados por el Instituto de Investigación del Tacto (Touch Research Institute, TRI) en los Estados Unidos, los masajes tienen efectos curativos contra una serie de dolencias, como cólicos, hiperactividad, diabetes y migraña, además de reducir la ansiedad en adolescentes depresivos, mejorar la concentración de niños autistas y ayudar en la respiración de niños asmáticos.

También han demostrado que bebés prematuros u hospitalizados presentan avances considerables cuando se les somete a masajes y caricias. Se sienten más tranquilos, aumentan de peso (47% más que los prematuros sin contacto físico), y disminuyen su permanencia en el hospital, por lo menos en 6 días.

Es muy importante que los padres aprendan a descubrir las distintas necesidades de cada hijo y puedan responder a ellas. A cada uno le gustará una postura distinta, una caricia más suave o una canción característica a una hora preferida del día.

El momento adecuado
Según Francisca Orchard, el momento del masaje es una instancia para estar con el bebé, para conocerlo, brindarle una sensación agradable y demostrarle amor. Es un espacio de confidencialidad y cercanía para el cual sólo se requiere unos minutos. Sin embargo, es necesario que en ese espacio no haya apuros, se tenga la convicción de que no serán interrumpidos y que tanto el bebé como quien realiza el masaje estén completamente relajados.

No es bueno realizar el masaje con el niño recién comido ni cuando se acerca la hora de hacerlo. Lo ideal es estructurar una secuencia que incluya, en orden, baño, masaje, comida y sueño. Es muy importante preguntar al bebé si desea ser masajeado en ese momento, aunque éste no responda, y si llora, parar y volver a intentarlo más tarde, cuando esté dispuesto a recibirlo.

Aprendiendo a masajear
Existen diversas técnicas de masajes. El Baby Massage, que explica Orchard, es una recopilación de métodos aplicados por distintos especialistas, basado en caricias suaves y ejercicios de flexibilización, que estimulan el desarrollo del pequeño.

Para realizarlo necesita ubicarse en una posición cómoda (sentada en el suelo con una colchoneta, en la cama, o de rodillas) y una pieza temperada (20-22ºC), relajar y calentar sus manos, y estar dispuesta a mantener una conversación o canto mientras dure la sesión. También puede poner música de fondo.

Al comenzar el masaje es recomendable untar las manos en aceites naturales para lubricar la piel del niño y hacer más agradable el roce entre sus manos y el cuerpo del bebé. Debe procurar que sean aceites orgánicos, sin demasiada fragancia para no provocar alergias y aplicarlo primero en las manos y luego sobre la piel del niño. Puede utilizar los aceites para bebés que se venden en el mercado, emulsionados, o bien, aceite de comer de pepita de uva o de maravilla. Debe probar primero en una zona y esperar la reacción de la piel del niño luego de 30 minutos.

La dirección del masaje debe ser siempre de arriba hacia abajo y del centro hacia afuera, es decir, desde la cabeza a los pies, pasando por el cuello, el tronco, los brazos, las manos, los dedos, la guatita, las piernas y dedo por dedo. Luego, por la espalda, desde los hombros hasta los talones, siguiendo movimientos circulares y poco presionados. La idea es hacer una especie de amasado suave. Una vez que concluya el masaje, debe abrigar de inmediato al niño para evitar que se enfríe.

El Tui-Na, se aplica hace más de setecientos años como técnica de curación y como medio para promover la salud y desarrollo físico, mental y espiritual a través de la estimulación de ciertos puntos de energía. Sus técnicas básicas son la fricción, el amasado y el pellizcado, por lo que su aplicación debe realizarse con previo conocimiento de esta disciplina, para no dañar al bebé. En muchos casos, es posible utilizar este método como tratamiento para afecciones infantiles como gripe, tos, intranquilidad y llanto nocturno, cólicos o dolores de dentición.

Otra técnica es el Shantala, que se basa en el restablecimiento del equilibrio y en el contacto espontáneo de madre e hijo para desarrollar, mediante el tacto, la mente y el cuerpo del pequeño. Se realiza con la ayuda de aceites, movimientos, presiones y elongaciones que permiten tonificar la musculatura y relajar al bebé, fomentando un vínculo más estrecho con la madre (o quien le realice el masaje).

Sea cual sea el método que decida utilizar con su bebé, lo importante es darse el tiempo y hacerlo con la máxima dedicación y cariño. Los bebés, para crecer, desarrollarse y simplemente vivir, necesitan del contacto con otras personas.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar