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MASAJES: PARTE POSTERIOR DE LA PIERNA

1 Desplazamiento. Cierre las manos en la parte superior.

Al mismo tiempo, pero con mayor lentitud, mueva la mano izquierda hacia la cara interior del muslo. Trate de coordinar los movimientos ( como en el caso anterior, esto requerirá un poco de práctica) de tal manera que la izquierda llegue al punto más bajo que cómodamente pueda alcanzar, justo cuando la derecha, abandonando la cadera, llegue a una posición paralela a ella. Luego lleve ambas manos, por los costados de la pierna, hacia el tobillo. Cuando se esté aproximando, trate de volverlos a la posición inicial sin interrumpir la fluidez del movimiento.

Repítalo dos o tres veces. Aplíquelo tantas veces como quiera entre los toques que siguen,

2 Este toque se denomina “torsión”.

Curve ambas manos y colóquelas juntas y con los dedos apuntando hacia el lado opuesto de la mesa, sobre la base de la pantorrilla, de modo que se amolden perfectamente a ella. Trate de tener el mayor contacto posible con la superficie de la pierna.

Describiré el toque primero como si lo viéramos en cámara lenta. Mueva la mano izquierda hacia abajo, en el sentido que apuntan los dedos, manteniendo el contacto con la pierna, hasta que llegue a la mesa.

Al mismo tiempo lleve la derecha hacia usted y hacia abajo, hasta que el talón de la mano toque la superficie de la mesa. Luego deslice ambas manos en direcciones opuestas, y así sucesivamente.

Acelere el movimiento y conseguirá el toque que hemos llamado “torsión”. Mantenga ambas manos cruzándose rápidamente en uno y otro sentido, y al mismo tiempo imprímales un movimiento ascendente a lo largo de la pierna. Aunque debe emplear una presión ligera, el movimiento debe ser tan rápido y vigoroso como pueda sin sacrificar la precisión. Mantenga las manos encontrándose en sus recorridos opuestos, con los pulgares siempre en contacto.

Continúe el toque hasta la parte superior de la pierna y luego devuélvase. Basta hacerlo una vez de ida y vuelta.

3 A continuación aplicamos a la pierna el mismo “vaciado” que hicimos en el brazo, Coloque las palmas de las manos sobre los costados de la pierna a la altura del tobillo. Trate de lograr el mayor contacto posible con la pierna con sus dedos tocando la mesa o inclinados hacia ella en un ángulo de 45° más o menos. Coloque ambos pulgares sobre la base de la pantorrilla, juntos pero apuntando en direcciones opuestas.

Deslice lentamente ambas manos hacia arriba sobre la pierna, apretándola suavemente con las palmas y los pulgares. Deténgase justo antes de llegar a la rodilla, y luego, con el mismo ritmo lento, pero sin presión, deslice las manos de vuelta hacia abajo. Los pulgares deben estar en contacto todo el tiempo que dure el movimiento.

Repita tres veces el proceso de ida y vuelta, ejerciendo presión sólo durante el movimiento ascendente. Luego continúe con el muslo y, comenzando junto a la rodilla, aplique el toque tres veces más. Al acercarse a la pelvis, el ancho de los muslos le hará separar los pulgares. Sencillamente júntelos de nuevo al retornar.

4 A continuación utilice las yemas de los pulgares para masajear los músculos gruesos de las pantorrillas. Presione firmemente moviendo los pulgares hacia adelante con frotaciones cortas y alternadas. Cubra toda la parte posterior de la pierna.

5 Con los dedos de una mano dé un masaje liviano sobre el área ligeramente hundida de la parte posterior de las rodillas.
Trabaje suavemente en círculos pequeños.

6 A continuación aplique la “frotación alternada ” sobre el lado interior del muslo, comenzando donde termina la rodilla. Retire las manos hacia arriba con frotaciones verticales lentas y alternadas. Comience cada frotación cuando esté terminada la anterior; inicie cada movimiento con toda la palma de la mano pegada a la piel y los dedos hacia abajo. Proceda con mano liviana, siguiendo un ritmo lento y uniforme.

7 Comience cada frotación un poco más arriba (es decir, más lejos de la rodilla) y deténgase justo antes de llegar a la pelvis. Luego devuélvase lentamente hacia la rodilla de la misma manera.

Si actuara de acuerdo con los deseos del que lo recibe, probablemente pasaría horas repitiendo este toque, pero bastan una o dos veces de ida y vuelta.

En seguida, utilice el “rastrillo”. Este es un buen toque casi para cualquier parte del cuerpo. Personalmente prefiero usarlo sobre la parte posterior de las piernas, las nalgas y la espalda.

Separe los dedos de las manos, curvándolos un poco y dándoles cierta rigidez. Ambas manos deben tener un poco el aspecto de una garra. Comience en la parte superior de la pierna, o si quiere en la nalga, aplicando toques cortos y alternados. Continúe a lo largo de la pierna. Mantenga la posición de los dedos y utilice sólo las yemas en el contacto. Trabaje en forma rápida y enérgica dando toques de 15 cm más o menos. Trabaje sistemáticamente toda la pierna, tratando de cubrir todo lo que pueda de los costados de la parte posterior. Diríjalo sólo hacia abajo; por alguna razón, este toque no resulta grato aplicado en dirección contraria.

En cuanto haya llegado al tobillo, comience de nuevo desde la parte superior de la pierna y repítalo una vez más.

8 Termine levantando la pierna y doblándola hacia la nalga. Busque el punto en que ofrece cierta resistencia a la flexión y luego, levemente, empújela entre dos y cuatro centímetros hacia la nalga y relaje la presión. Repita esta última parte varias veces. Si puede hacerlo sin forzar el movimiento, lleve el talón hasta tocar la nalga. Finalmente, vuelva la pierna a su posición inicial.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar