Retirada, ¡esto es un desastre!
Desgraciadamente, se produce una separación cada cuatro minutos. Y, aunque parezca extraño, los principales problemas no residen en incompatibilidades profundas, simplemente se generan una serie de expectativas de lo que es la vida en pareja que distan mucho de la realidad. Pensar:
Con el amor basta.
Él me conoce muy bien y sabrá lo que deseo en la vida… y en la cama.
Con mi pareja al lado nunca tendré penas y seré siempre feliz.
Siempre me apoyará y me defenderá ante el mundo.
Soportará mi mal carácter.
Seremos inseparables y lo compartiremos todo…
Sólo derivará en el fracaso. En cualquier tipo de relación emocional siempre existen conflictos que, por otro lado, suelen ser muy enriquecedores para la pareja. Pero es importante saber diferenciar cuándo la convivencia está pasando por un mal momento o cuándo realmente es una situación abocada al desastre.
Si, en tu caso, estás viviendo algo similar y piensas que ha sido un error compartir tu vida con él, relájate y reflexiona sobre estas cuestiones: ¿te sientes asfixiada?, ¿te ves más como la Cenicienta que como la Bella Durmiente?, ¿buscas cualquier excusa para estar fuera de casa?
Si has contestado afirmativamente, está claro: la separación será un alivio. Quizá no es el hombre de tu vida o sencillamente lo tuyo no es vivir en pareja.
Si es el hombre de tu vida, pero aún quieres salir corriendo…
Haz una lista con todas las cosas positivas de la convivencia y ve ampliándola diariamente. Al leerla, lo negativo dejará de tener tanta relevancia.
Admítelo, ¡nadie es perfecto! Sobre esta base construirás una relación más sólida.
Si la rutina está llamando a tu puerta, programa actividades que os atraigan a los dos, dentro y fuera de casa.
La comunicación se convertirá en tu mejor arma.
En los momentos de agobio, busca tu propio espacio. Sal con amigas, visita a la familia o apúntate a alguna actividad para desestresarte.
