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TIPOS DE DATOS MEMORIZABLES

Cuando un estudiante se pone a leer un texto cualquiera, podrá comprobar fácilmente que la información o datos que va percibiendo pueden ser de dos tipos:

A) Datos puros

Son aquellos en los que no existe ningún tipo de relación ni de lógica entre ambos focos.
Por ejemplo, si una persona quiere memorizar todas las capitales del mundo, comprobará que no existe ninguna relación lógica entre esa capital y su país.

¿Por qué ha de llamarse Pekín a la capital de China? ¿Qué tipo de lógica hay en ello? Podría ser cualquier otra ciudad, ¿no? Yo nunca podré deducir el nombre de la capital de un país cualquiera usando solo el razonamiento, y si repito su nombre muchas veces quizá pueda llegar a retenerlo durante unas horas, o como mucho, y en el mejor de los casos, durante unos pocos días, poquísimos, desde luego, pero finalmente acabaré, sin duda alguna, olvidándolo, o lo que incluso puede ser peor, confundiéndolo con los nombres de las capitales de otros países diferentes.

Estos datos cuyos focos no están relacionados de manera lógica ni de forma más o menos predecible, y que hemos decidido llamar datos puros (porque son pura y llanamente eso, datos sin más), son los predominantes en los exámenes tipo test, los que más abundan en sus preguntas.

Son también los más «difíciles» de memorizar para cualquier persona que no sepa cómo hacerlo, justo a la inversa de lo que nos pasará a nosotros.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que la densidad de datos puros que haya en un tema, es decir, la cantidad o proporción existente de ellos, será lo que le marque a un estudiante (que no sabe estudiar) la «dificultad» para memorizar y retener dicho tema.

Piensa que de momento solo estamos haciendo un tanteo. Por lo pronto, simplemente te los estoy presentando, pero todavía no sabemos cómo memorizarlos. Eso vendrá un poco después.

Veamos a continuación el segundo y último tipo de datos con el que nos vamos a encontrar mientras leemos, mientras estudiamos o mientras estamos viendo un documental o una película en el televisor de nuestra casa:

B) Datos secuenciales
Entre ellos existe una interconexión más o menos lógica o predecible, ya que obedecen a una determinada secuencia que a veces se puede incluso razonar o prever con cierta facilidad; de ahí su nombre.
Para el estudiante, estos datos constituyen el esqueleto de toda la información de cada uno de sus temas, pero no profundizan demasiado en ellos ni tampoco le van a proporcionar muchos detalles al respecto.

Nada mejor que un buen ejemplo para comprender todo ¡o que estamos diciendo:
Supongamos que queremos memorizar la película (o la historia) del transatlántico Titanic, cuya información es la equivalente a la de un libro de considerable tamaño.
Pongo este ejemplo tan conocido con el fin de que el lector sepa, de la forma más aproximada posible, de qué estamos hablando y así pueda seguirlo con la mayor facilidad.

En dicha película nos aparecerán numerosos datos lógicos que responderán a secuencias más o menos predecibles y que, por similitud con esta palabra, he convenido en llamarlos datos secuenciales.
Entre estos datos secuenciales, unos más lógicos que otros (algunos de ellos los memorizaremos con mucha facilidad, ya que son realmente muy previsibles), podremos citar que, en primer lugar, y al principio de la película, debe existir un embarque de los pasajeros, que después, y tras una travesía de lujo, el barco chocará contra el iceberg (y, por ejemplo, no podría chocar contra él antes de empezar dicha travesía, lógicamente). Que tras el choque, y solo después de este, es cuando entrará el agua en el casco. Que luego vendrá el hundimiento del barco, a continuación lo hará el rescate de los supervivientes, etcétera.

¿Quién no puede razonar o predecir el orden lógico de estas secuencias?
Es difícil confundimos o perdernos en los anteriores datos secuenciales porque nos permiten razonar el orden de la película sin ninguna dificultad.

En otras palabras: los datos secuenciales son aquellos que una persona será capaz de contar a un amigo cuando salga del cine tras acabar de ver una película. Es decir, toda la información de la película que se ha quedado grabada en su memoria inconscientemente.
Como dije anteriormente, estos datos forman el esqueleto de la infonnación a memorizar (o ya memorizada), en este caso del citado largometraje, y no nos proporcionarán los detalles más profundos ni aquellos que se salgan de toda lógica o razonamiento. Tampoco los datos que dependan exclusivamente del azar, como la distancia recorrida por el transatlántico o el número de víctimas que hubo tras su hundimiento.

Pero, por otra parte, también existen en la película multitud de datos puros (que no tienen relación o lógica entre sí), como, por ejemplo, que se llamaba Carpathia el barco que llegó en socorro del malogrado transatlántico, que el Titania se hundió el 14 de abril de 1912, que era un barco irlandés (podía haber sido inglés o de cualquier otro país, ¿no?), etc.

Son ejemplos de datos puros, aquellos carentes de toda lógica y ante los cuales no podemos deducir ni predecir ninguna otra información.
Por el contrario, en los datos secuenciales sí podremos deducir que solamente se podrá ir el barco a pique después de chocar contra el iceberg, y no antes.
Entre los datos puros más habituales encontraremos todas las fechas, números, medidas, cantidades, etc. Estos datos solamente se pueden memorizar mediante la técnica de acciones (o de asociaciones) inverosímiles, pero los estudiantes siempre usan la ineficaz técnica de la repetición continua.

Esta técnica de la repetición en la memorización de los datos puros deja mucho que desear y podríamos llegar a un examen, por ejemplo, sin ser capaces de recordar si el mencionado barco se hundió el 14 de abril de 1912, o si, por el contrario, fue el 12 de abril de 1914.

Nos podría surgir entonces esta terrible duda a pesar de haber repasado y repetido la fecha innumerables veces durante la memorización del tema y en sus repasos, a pesar de haberla memorizado «perfectamente». ¿Qué estudiante no ha tenido alguna vez una duda similar?
La técnica de la repetición empleada para memorizar los datos puros, como fácilmente se puede comprobar, resultaría además sumamente desagradable de usar, ya que equivaldría a repetir una y otra vez la fecha, como si fuésemos papagayos, y, por si fuese poco, nos podría dejar en la «estacada» durante el examen o en cualquier otro momento.

Más adelante explicaremos con detenimiento y con ejemplos la forma adecuada de memorizar este tipo de datos, la cual es por medio de asociaciones inverosímiles.

¿Dime ahora qué sucede cuando vemos una película una o dos veces? ¿Verdad que se nos queda memorizada al menos en su mayor parte, fácilmente y sin esfuerzo?
Por lo tanto, la manera correcta de memorizar una película (o un tema cualquiera) será viéndola entera varias veces, pero de un solo tirón, y no estando con el mando del vídeo continuamente parándola, retrocedí éndol a y viendo las secuencias muchas veces seguidas, como sucede cuando un estudiante coge un libro y lee repetidamente un texto (o la misma página) una y otra vez, volviendo incesantemente hacia atrás. ¿No sería muy desagradable ver así dicha película?

Recordemos que estudiar debe parecerse a ver una película en el vídeo de casa. En caso contrario estamos haciendo algo mal.
Al ver dicha película entera, sin interrupciones, conoceremos mucho mejor su idea general, la cual será el esqueleto o soporte de toda la información que nos transmita. Este soporte o esqueleto estará constituido por todos sus datos secuenciales y, para memorizarlos, nada mejor en este caso que la utilización de la técnica de la repetición.

Por supuesto que, tal y como hemos dicho antes, la película tendrá también muchos datos puros, como los nombres de las ciudades, de las personas, las fechas, las cantidades, ciertas escenas fortuitas o azarosas, etcétera, que habrá que ir memorizando por separado con la técnica de las asociaciones inverosímiles, la cual muy pronto estudiaremos.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar