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Tipos de Uvas para la elaboración del Vino

Carbenet Sauvignon (Tinta Clásica)Es la uva más famosa del viñedo mundial. Burdeos y concretamente el Médoc le deben su fama y prestigio. Ha podido también aclimatarse a zonas tan dispares como la llanura libanesa de Bekaa, la fría isla Sur de Nueva Zelanda o los secos suelos alicantinos en España, pero es en Médoc y California, los dos extremos climáticos, donde la Cabernet alcanza su óptimo desarrollo.

Los Cabernets californianos maduran con una fuerte insolación sin brumas, altas temperaturas y riego abundante. El resultado son vinos de alto grado (13% Alc.vol.), pero con acidez suficiente y una inconfundible nota balsámica, el toque de alcohol y el acento quemado de la rápida madurez de la uva.

La producción por cepa no solo es copiosa, sino que la cantidad de mosto es proporcionalmente menor, debido a la menor cantidad de hollejos y, por tanto, a la gran abundancia de compuestos fenólicos (color y taninos) en comparación con otras variedades. Estas características permiten un mayor y más seguro envejecimiento en tonel y botella, sin que la cepa pierda apenas la intensidad de color y acidez. El racimo no es demasiado espectacular: granos apretados, pequeños, esféricos y piel de gran espesor, y de color azul negro muy oscuro.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta Cepa son: aceitunas, grosella, pimiento, chocolate, tabaco, cedro y menta.

Chardonnay (Blanca Clásica)

Reconocida como la cepa más noble del mundo, y dentro de las variedades blancas la primera con un papel destacado, la Chardonnay se ha extendido en todo el mundo vitivinícola, siendo su cultivo casi obligado para cualquier bodega que se precie más allá de la Borgoña, su lugar de origen.

Desde el punto de vista agrícola, es una cepa vigorosa de haz verde claro, con una baya pequeña esférica de color blanco ambarino y una buena riqueza en azúcar y, por tanto, suficientemente alcohólico. Cultivada en zonas frías, su gran extracto recompensa en posible exceso de acidez. En zonas cálidas, la pérdida de acidez por una mayor maduración no es tan acusada como en otras variedades. Sin embargo, exige grandes cuidados para poder desarrollar todo su potencial.

Enológicamente es un modelo de armonía y equilibrio. No ofrece la intensidad de los aromas florales de las uvas alsacianas o gallegas, ni la indefinición de otros vinos blancos con las habituales notas de manzana verde y uva fresca. Su nariz muy sutil, recuerda los frutos maduros, eventualmente la manzana, y con más edad aporta un punto de mantequilla o de nuez. Debe embotellarse como mínimo diez meses después de la cosecha. Esta uva es magnífica por su hollejo, que permite la maceración con el mosto previa a la fermentación. Una crianza con sus lías o una fermentación en barrica refuerzan su nobleza.

Su cultivo está extendido por todo el mundo. La sola inclusión de su nombre en la etiqueta es signo de distinción. Cuando la bodega adopta esta cepa no suele ser para mejorar sus vinos, sino para vender un estilo: la Chardonnay.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta Cepa son: piña, pera, melón, melocotón, mantequilla, manzana, miel, vainilla y especias.

Chenin Blanc (Blanca Clásica)

Conocida también como Pineau, Pineau de la Loire, ó Pineau dAnjou, su patria, la Chenin Blanc se cultiva en Anjou desde el siglo IX. Los viticultores eligen para su cultivo suelos calcáreos, terrenos yesosos que inciden en el aroma del vino. Esta uva blanca da vinos de mesa, espumosos, semi-secos vigorosos y sobre todo, unos soberbios vinos licorosos, elaborados a partir de vendimias tardías, con una fuerte concentración de azúcar.

Salvando algunas excepciones, la Chenin Blanc no responde a su patrón varietal fuera de su país de origen. En California, por ejemplo, aunque su cultivo es más extenso que en el Loira, da vinos jóvenes, suaves, pero carentes de su perfil característico; y se nota en general, la falta de acidez.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta Cepa son: nueces, mazapán, albaricoque (duraznos), miel y manzanas.

Merlot (Tinta Clásica)

En dialecto bordelés, Merlot quiere decir “petit oiseau noir” (mirlo), y la Merlot es la primera uva de la temporada que coincide con la época en que estos pájaros devoran sus bayas. Se emplea para vinos jóvenes, bastante débiles y, salvo excepciones, de calidad media.

La Merlot ha vivido siempre a la sombra de la Cabernet Sauvignon, considerada como una uva complementaria para mezclarla con esta y en menor medida con la Cabernet Franc. Hoy sin embargo, es habitual encontrar monovarietales de la cepa, la mayoría jóvenes, que se benefician de su gran fragancia.

Es el vino del aroma a cassis, confitura de bayas rojas y violeta. La baya tiene la piel menos gruesa que la Cabernet Sauvignon y madura antes que ésta, no tiene tanta intensidad ni taninos, y su color es menos profundo y concentrado, aunque, en contrapartida, es más rica en fruta y en azúcar. También alcanza su apogeo bastante antes que la Cabernet Sauvignon. Una de las ventajas de esta variedad es que se aclimata bastante bien a suelos diversos (acepta mejor que la Cabernet Sauvignon los suelos arcillosos y húmedos) y microclimas diferentes.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta Cepa son: rosas, pastel de frutas, especias, menta, chocolate, grosella y ciruelas.

Pinot Noir (Tinta Clásica)

Por su finura y complejidad muchos la consideran la cepa tinta más selecta del viñedo mundial. Los mejores ejemplos de esta variedad se producen al norte de Borgoña, en la Cote d’Or. Necesita climas frescos, por lo que las experiencias de vinos monovarietales en Australia, California y Sudáfrica no han despuntado en exceso, y sí parecen más prometedores, por encontrarse en latitudes más adecuadas, los Pinot Noir norteamericanos de Oregón y los neozelandeses. Pinot aparece por primera vez en la lengua escrita en 1347, en alusión a su racimo compacto en forma de piña (pin en francés).

La baja productividad es esencial para obtener vinos de calidad; en Borgoña la norma se sitúa en torno a los 25 hl/ha. Sólo así se asegura que su piel dura conserve la riqueza colorante que la caracteriza. Por su sensibilidad a la Botrytis se adapta mejor a los suelos profundos y bien drenados, aunque crece también en los terrenos calcáreos de Champaña, donde interviene en la elaboración de sus espumosos y en los afamados Blanc de Noirs.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en esta Cepa son: rosas, cerezas, violetas, frambuesa y fresas.

Riesling (Blanca Clásica)

Muy extendida por todo el mundo desde Alemania, su país natal, es la variedad que mejor se adapta al clima de estas tierras del Norte de Europa, y hay quien afirma que esta cepa produce los mejores vinos blancos, muy diferenciados del resto por su fuerza, un bouquet floral, meloso y a veces especiado y un gusto agradable; además, pueden alcanzar una gran longevidad. Comparte con la Sauvignon Blanc un aroma exuberante, algo acídulo, aunque es más compleja y larga en la boca.

Los sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con esta Cepa son: membrillo, manzanas asadas con especias, miel, manzanas verdes y naranja.

Sémillon (Blanca Clásica)

Apreciada por su longevidad, se une a la madera tan bien como la Chardonnay, pero a diferencia de ésta es raro encontrarla sola, y normalmente une sus fuerzas a la Sauvignon Blanc en los vinos secos y licorosos de Burdeos. Son estos últimos reconocidos como Sauternes, los que han extendido su fama por todo el mundo. Un Sauternes de un buen año puede convertirse en un placer sublime: dulce, de rica textura, aroma a flores y brillante color dorado. El más famoso de todos, el Chateau dYquem.

Curiosamente, la mayor extensión de cultivo de la variedad no se registra en Francia, sino en Chile, donde se suele unir a su tradicional compañera de viaje, la Sauvignon Blanc, al igual que ocurre en California, para sus vinos secos y dulces. Los mejores vinos en los que participa son dulces y alimonados en su juventud, pero adquieren con el paso de los años un toque de caramelo y un sabor amplio; en nariz, resultan más minerales que afrutado

La gama de sabores que se encuentran en los vinos elaborados con esta Cepa son: cítricos, miel, hierba, pan tostado y lanolina.

Sauvignon Blanc (Blanca Clásica)

La Sauvignon Blanc está en la tendencia actual de blancos frescos y con nervio. Los mejores Sauvignon hay que buscarlos en el país de origen de esta variedad. Etimológicamente deriva del latín silva (bosque), y está compuesta por los vocablos franceses sauvage, (salvaje), y vignon, (viña), lo que hace pensar que podría tratarse de la adaptación de una viña salvaje existente en Francia.

La Sauvignon Blanc es, en alianza con la Sémillon dentro de los Grands Crus de Sauternes, uno de los más interesantes y duraderos maridajes. La cepa ha viajado por todo el mundo y está presente en Europa y las nuevas regiones vinícolas. Además se funde con la Verdejo en los Rueda Superior o se destina a monovarietales de intenso aroma y con notas de fruta madura. Sus vinos se caracterizan por su gran intensidad y una fuerte potencia aromática que recuerda a frutas tropicales (maracuyá, toronja, plátano).

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con esta Cepa son: hojas de grosella, hierba recién cortada, uva espina y espárragos.

Syrah (Tinta Clásica)

Es la tercera variedad tinta, que junto a la Cabernet Sauivignon y la Pinot Noir, comparte prestigio y honores. Sus mejores vinos se sitúan cerca de los grandes Borgoñas y Burdeos. No hay que confundir la variedad, también llamada Petite Syrah con la Grosse Syrah ó Mondeuse. La uva de calidad es la primera. La Syrah se asienta bien en suelos graníticos, guijarrosos e incluso arcillo-calcáreos.

El origen de la cepa podría estar en la ciudad Persa de Schiraz, en el actual Irán, o bien en Siracusa (Sicilia). Su llegada al valle del Ródano podría haberse producido de manos de los colonos griegos.

La Syrah o Hermitage, como también se le conoce, ha sido la base principal de los tintos de mesa Australianos desde hace un siglo, pero no se ha reconocido como vino de calidad, digno rival de sus colegas franceses, hasta hace poco. Asimismo se encuentra en California, en Nueva Zelanda, Italia, Grecia, Sudáfrica, Brasil, México y Argentina.

La gama de sabores que se encuentran en los vinos elaborados con esta Cepa son: grosellas, frambuesas, zarzamora, especias, pimiento y alquitrán.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar