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80 Aniversario de la desaparición del Cuatro Vientos

En la época de los grandes vuelos, tras haber sorteado el Océano Atlántico por su parte más extensa, llegaron a Cuba los pilotos españoles Mariano Barberán y Joaquín Collar a bordo del Cuatro Vientos, el pueblo de la isla invadió el campo aéreo y vitoreó a los intrépidos pero cansados pilotos, luego de volar 39 horas y 55 minutos, como parte del vuelo de buena voluntad entre España, Cuba y México. Sin embargo, la mañana del 20 de junio de 1933 se convertiría en una fecha que hasta hoy envuelve una de las desapariciones más notables en la historia de la aviación mundial.
El Cuatro Vientos y sus valientes pilotos, salieron de la Habana con rumbo hacia México, esa lluviosa mañana no interrumpió el plan, volar hacia Yucatán y sobre la costa pasar sobre Campeche y de ahí hacia Ciudad de Carmen, y fue ahí justo en ese punto donde se les divisó por última vez. El encargado de estación de la Compañía Mexicana de Aviación
(CMA) observó como el avión giró en círculos descendentes para que sus pilotos vieran las señales que les indicaba proseguir hacia la ciudad de México, a partir de ese momento el Cuatro Vientos enfiló hacia el mar y su camino a la eternidad.
Aquel día, justo hace 80 años, el Campo de Balbuena se hallaba abarrotado por la gente y las autoridades que recibirían a los gloriosos aviadores, la prensa y la aviación se encontraban preparadas para el momento del encuentro. Pasadas las horas y al no saber nada del avión, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) despachó varios aparatos Corsario y Douglas para ir al encuentro del avión, un CASA Berguete TF (GR) Superbidón, fabricado bajo licencia en España y en el que viajaban sin radio de comunicación, Barberán y Collar, con la finalidad de restar peso a la aeronave. La búsqueda fue infructuosa, tormentas en el altiplano obligaron a los pilotos de la FAM a retornar a la base, un fuerte chubasco languideció la euforia de la gente que poco a poco se fue enterando de lo que pasaba, “El Cuatro Vientos se había perdido”.
A partir del día siguiente, una intensa búsqueda por tierra y aire se dio por todo el país, pese a ello el resultado fue el mismo. Años después, excursiones siguieron supuestas pistas, basadas en historias que hablaban de robo y asesinato a dos pilotos, lo que llevó a una serie de investigaciones que hoy no pueden probar fehacientemente que esto sucedió. La única evidencia histórica de que algo pasó, es la cámara salvavidas del avión encontrada días después en una playa frente a Chiltepec, Tabasco, como lo confirmó el mecánico de la misión, Teodoro Madariaga, quien había colocado la misma dentro del avión, antes de su partida en Sevilla, España.
La Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos, recuerda al teniente Joaquín Collar Serra y al capitán Mariano Barberán y Tros, intrépidos aviadores militares, poseedores del récord de vuelo de mayor distancia en su época y merecedores de póstumos homenajes y preseas a uno de los vuelos más significativos de la aviación, vuelo hacia la gloria y que culminó en México un lluvioso 20 de junio de 1933, igual que hoy.

Acerca de la Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos

La Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos (SMEAL) es una asociación civil sin fines de lucro constituida con el objetivo de rescatar, preservar y difundir la historia de la aviación en México y América Latina. Entre las actividades más destacadas que ha realizado se encuentran la asesoría y/o montaje de muestras museográficas y fotográficas para distintas organizaciones públicas y privadas, artículos para diferentes medios de comunicación, el rescate de piezas (de todo tipo e incluso aeronaves) de alto valor histórico para la aviación mexicana y la elaboración de libros que contribuyen a promover esta actividad. La SMEAL recientemente cumplió cuatro años de estar formalmente constituida. Para mayor información, consultar www.smeal.com.mx o en Facebook: Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar