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Como dar masajes 2

TOQUES LARGOS
Aplicar una serie de toques largos que recorran todo el cuerpo es la mejor manera de concluir un buen masaje. Además de resultar entretenido para el que los da, dejan a la persona que los recibe con una conciencia más profunda de su cuerpo como un todo integrado.

1. Aplique el “rastrillamiento”, descrito anteriormente para la parte posterior de la pierna. Esta vez cubra toda la espalda, luego las nalgas, y continúe por una pierna en toda su extensión. Repítalo desde el comienzo, pero esta vez masajee la otra pierna.

2. El “machacamiento” produce una sensación mucho mejor que lo que parece sugerir su nombre. Fue el que apareció la última vez que vio a alguien recibir un masaje en una película de Hollywood.
Utilizando los bordes externos de las manos, golpee en forma suave y rápida la columna vertebral. Comience en la parte superior y, manteniendo el ritmo, continúe por una pierna hasta el tobillo.

Luego, devuélvase haciendo el mismo recorrido. Repítalo de ida y vuelta cubriendo la otra pierna.
3. Deslice ambas manos hacia arriba por una pierna como si fuera a aplicar el toque básico de la parte posterior. Pero esta vez no separe las manos al llegar al extremo superior de la pierna; continúe sin interrupción por sobre la nalga y ascienda por un lado de la espalda.
Separe las manos sólo cuando haya llegado al extremo superior del omóplato del mismo lado del cuerpo. Luego vuelva por la espalda y la pierna hacia el tobillo, conduciendo el movimiento con los talones de las manos. No cubra la columna.
Repítalo dos o más veces. Luego trasládese al otro lado de la mesa y repita el procedimiento en el otro costado del cuerpo.

4. Este se denomina el “paso del oso”. Hay personas que sostienen que en algunas aldeas remotas de Europa Oriental se puede lograr que, por unas pocas monedas, un oso amaestrado aplique la versión auténtica de este toque.
Apoye una palma sobre la parte superior de la espalda opuesta al costado en que usted se encuentra, manteniendo el talón de su mano próximo a la columna. Ejerza una fuerte presión apoyando el peso del cuerpo sobre las manos. Luego coloque su otra mano junto a la primera, es decir, inmediatamente más abajo sobre la espalda y en forma paralela. Cruce la primera mano por encima y apóyela junto ala segunda, y así sucesivamente.
Comience a ejercer presión con una mano en el momento preciso en que deje de hacerlo con la otra. Haga caminar al oso por todo el lado de la espalda, de la nalga y la pierna; y luego (habiéndose trasladado al otro lado de la mesa), suba por la otra pierna, nalga y lado de la espalda. Apóyese con tanta fuerza como pueda, con una excepción: disminúyala al pasar sobre la zona posterior de la rodilla.

5. Si extiende el pulgar y el índice de una mano separándolos lo más que pueda, la piel entre estos dedos se pondrá tirante. Lo cual origina un instrumento muy versátil para el masaje. El toque siguiente se aplica utilizando por completo estos pocos centímetros de piel.

Colóquese a la izquierda de la persona. Lleve los dedos separados de la mano derecha a todo lo largo de la pierna izquierda, sobre la nalga y luego por un lado de la espalda. Hágalo con fuerza y rapidez usando sólo el pulgar, el índice y la “Y” de piel tensa entre ambos. Pase suavemente sobre la parte posterior de la rodilla.
A medida que se acerque ala parte superior de la espalda, comience a conducir la mano izquierda -con el pulgar y el índice extendidos de idéntica manera- por el mismo recorrido. En seguida, hacia arriba de nuevo con la derecha y hacia abajo con la izquierda; y así sucesivamente.
Si sus pies están separados entre 60 y 90 Cms. (o si, trabajando en el suelo, separa las rodillas lo más que pueda), puede seguir con todo el cuerpo, en uno y otro sentido, el movimiento de la mano.
Este toque ágil y vigoroso resulta especialmente grato de aplicar. Aplíquelo una media docena de veces a cada lado.

6. Intente ahora aplicar el toque básico subiendo por las dos piernas al mismo tiempo. Sitúese en un extremo de la mesa, cerca de los pies de la persona, inclinándose ligeramente hacia adelante. Coloque la mano derecha sobre la parte posterior del tobillo derecho, con los dedos apuntando hacia adentro; y la izquierda sobre el izquierdo, con los dedos apuntando en la misma dirección, Con un movimiento ascendente cubra las piernas, las nalgas y la espalda. Si es necesario, avance un poco a medida que realiza el toque. Retorne apretando ambas manos contra los costados del torso, las costillas y la cara exterior de las piernas. Proceda con forma continua y uniforme y trate, si es posible, de aplicar la misma presión con ambas manos.
Aplíquelo tres veces por lo menos, en ambas direcciones.
Debo agregar que el toque núm. 6 es uno de los que resulta más fácil de aplicar en el suelo. Todo lo que tiene que hacer es arrodillarse entre las piernas de la persona y realizar todo el toque desde allí. Cuando me siento con la habilidad suficiente y no creo poner nerviosa a la persona que estoy masajeando, me subo a la mesa para realizar el toque con el ritmo y la presión adecuados.

7. Utilizando ambas manos, haga una serie de tocaciones ligeras como si fueran hechas con una pluma, desde la cabeza y el cuello hasta los pies. Use sólo las puntas de los dedos y con la mayor suavidad que pueda, sin perder el contacto con la piel.
Para cambiar la textura, puede, algunas veces, emplear las uñas. Puede lograrlo curvando los dedos, si las lleva muy cortas. Sin embargo, antes de terminar vuelva al toque con las yemas de los dedos.
Proceda con suavidad, lentitud y delicadeza. En este momento la persona ya estará completamente relajada, y este último contacto le producirá una impresión de intensidad y plenitud.

8. Lo más importante del Ultimo Toque es hacerlo con cuidado.
Siempre deja una impresión persistente. Una posibilidad: dé un toque final muy liviano (como de pluma) a lo largo del cuerpo y retire las manos, al mismo tiempo, cuando llegue a los pies.

Otra: deslice las manos por los brazos y luego estreche ligeramente las manos de la persona, antes de interrumpir el contacto.

Una tercera posibilidad: haga que la persona vuelva a ponerse de espaldas, dele un masaje facial una vez más y luego apoye ligeramente las palmas de las manos sobre su frente. Es una buena manera de terminar, especialmente si lo comenzó de esa manera.

Después de haber interrumpido el contacto, deje que la persona permanezca inmóvil durante algunos minutos. No haga ruido; cúbrala con una sábana si sospecha que pueda sentir frío. (Recuerde que una habitación se siente mucho más fría cuando la piel ha sido aceitada.) Si le agrada quedarse quieto y concentrarse en sí mismo después de un masaje, éste es el momento de hacerlo.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar

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