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Después de triunfar en la TV pública y abierta, el Chef Mauricio Romo apuesta a un proyecto independiente: “Mich y Mau en la cocina”

Porque todas las revoluciones son posibles, Mauricio Romo se propuso transformar algo tan aparentemente falto de posibilidades como el sándwich y demostró que, con un poco de creatividad, talento y conocimiento, todo es posible. Y bajo ese mismo principio ahora se prepara a saltar a la pantalla con una propuesta televisiva propia “Mich y Mau en la cocina”. 

Con 15 años de trayectoria Romo es ingeniero industrial, estudió en el Centro Superior de Hostelería y Turismo en Valencia España; también se especializó en cocina mexicana en el Centro Culinario Ambrosía; hizo prácticas profesionales en El Bulli, en Sevilla, y en el Hotel Westin de Valencia. 

Es un amante de la cocina mexicana y explica que su propuesta muy personal para la cocina está basada en la diversión, lo que le brinda un toque muy especial “primero tiene que ser divertida, con ingredientes accesibles para cualquier persona para que, aquello que parece convencional, tenga una nueva lectura, una transformación”, dice en entrevista. 

Además de haber dado clases y de haber participado como chef invitado en diferentes justas gastronómicas, cuenta con participaciones en diversos programas de TV. 

“Radico en Villahermosa, Tabasco, y hace unos 3 años se nos ocurrió un programa que se llamaba “Qué va a comé”, muy al estilo tabasqueño, cuyo piloto se hizo con el apoyo de mis amigos. Le llevé el piloto al director del canal TVT, que es de gobierno, le latió y me dijo ‘vamos a hacerlo’. Y estuve con el programa 2 años, me fogueé mucho y eso era lo que buscaba”, recuerda Romo. 

Después de ello, participó de un proyecto que potenció muchísimo su propuesta, pero para el que curiosamente era requisito vivir en Puebla. Así fue como por poco más de un mes, tiempo en el que se grabó la emisión y vivió con sus padres en aquella ciudad, sus propuestas de renovar los sándwiches se hicieron famosas en “Los sándwiches de Romo” para el canal El Gourmet. 

En esa serie desfilaron muchísimas opciones de sándwiches inimaginables pero deliciosos. Un ejemplo de ello es un sándwich de costillas en pipián verde o pambazos de mole. Se oye imposible, pero saben deliciosos y lo que es mejor, le fascinó al público. “Dije: si los mexicanos todo lo hacemos taco, ¿por qué no hacerlo sándwich?”. 

Con esa temporada Mauricio Romo se convirtió en un revolucionario de la cocina y los comentarios acerca de su propuesta eran siempre halagos. 

Con esa misma actitud renovadora, aventurada, sin límites y en plena libertad creativa Mauricio Romo ha diseñado una nueva propuesta. Es un programa para TV o para redes llamado “Mich y Mau en la cocina”. 

Se trata de un programa de poco más de 20 minutos de duración en el que la cocina se convierte en un puente de comunicación familiar. En este caso Michelle también chef y esposa de Romo participa en la emisión, pero la invitación de fondo es que cocinar sea una actividad para compartir con cualquier miembro del hogar. 

“Hay una carencia muy fuerte en el tema de lo familiar, queremos transmitir que integremos a la familia, que las propuestas para cocinar estén basadas en productos que estén realmente al alcance de la gente; además de ser balanceado completo y nutritivo. 

“En estos tiempos, hay pocos espacios y momentos para compartir con la pareja, entonces qué mejor que la cocina para platicar, convivir y crear juntos, ¿no?”. 

De acuerdo con Mauricio ese programa aún se encuentra en la fase piloto “estoy en el tema de mostrarlo a posibles interesados y si en un tiempo no encontramos quien lo adopte lo lanzamos en redes, para empezar, que lo vea la gente, se anime y que lo consuman”, señala. 

Mientras esa nueva creación encuentra su espacio la pareja cierra el año “con la posibilidad de crear menús navideños o de fin de año a domicilio, chef en casa o hacer menús para restaurantes que es otra de las cosas que hago, asesorar restaurantes”, dice. 

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar