El cuidado del pasto o césped
Uno de los elementos más decorativos del jardín es el césped. Pero primero hay que saber cómo plantarlo y cuál es el lugar idóneo. El primer paso es buscar un lugar despejado que no tenga árboles cerca y, si es posible, de difícil acceso al perro que habite en la casa o a otros animales. En verano ha de tener suficiente sol, más de la mitad del día.
En segundo lugar, hay que llevar a cabo la siembra. El método más tradicional, aunque más arduo, es hacerlo a mano. Primero hay que marcar con estacas y cuerdas el césped, formando franjas de un metro de ancho por el largo que desees. La cantidad de semillas que se han de sembrar varía de un suelo muy fértil a un suelo menos rico. En el primer caso, a cada 0,8 m² le corresponde 16 g de semilla. Si corresponde a la segunda opción, conviene doblar la cantidad.
Una solución rápida
El tepes es un trozo de hierba que ya ha sido plantado, desprendido del suelo y enrollado. Generalmente, tiene adherido un suelo de 2 centímetros. De esta manera, se puede lograr disponer de un césped instantáneo y, así, evitar la erosión en las laderas.
Fertilizar el césped
Hacia finales de la primavera, y de manera uniforme, conviene alimentar el césped con un fertilizante adecuado. La cantidad exacta que no se debe exceder es de 100 gramos por cada 0,8 metros cuadrados. En verano, en vez de 100 gramos serán. Y, cuando llegue el otoño, se debe aplicar un abono con bajo contenido en nitrógeno en relación con el ácido fosfórico y el potasio.
Riego y aireado
Si el césped no dispone del agua que necesita para su desarrollo, se pondrá de color amarillo o marrón, se secará y terminará muriendo. El remedio es muy sencillo: regarlo abundantemente. Y con mayor frecuencia si es verano y hace calor.
Se debe verter el agua lentamente y en cantidades generosas, como para empapar unos 2,5 centímetros de suelo. Si se dispone de poco tiempo para llevar a cabo esta tarea, se debe utilizar un aspersor, y mejor utilizar aquél que tenga el chorro más fino.
En cuanto al aireado, favorece el crecimiento, sano y feliz, del césped, oxigenándolo. Se debe hacer con una horca de jardín introduciendo sus dientes hasta unos 7,5 centímetros de profundidad. Hay que remover hasta que el césped se levante un poco y repetir la operación cada cuarto de hora. Se puede airear el césped siempre que se considere necesario, aunque se suele realizar en otoño.
Riego y aireado
El mejor tratamiento de conservación es la siega. Además de mantenerse atractivo, se evitará que resulte molesto. Pero no se debe cortar demasiado porque, de esta manera, se debilita.
Si el césped es fino, se ha de segar cada dos o tres días; si es medio, a intervalos de tres y cinco días. Y, si es de otra clase, al menos una vez a la semana.
Cómo retirar el césped segado
Si se dispone de una segadora automática, no hay que preocuparse por esta labor, ya que la mayor parte de ellas tienen una caja que recogerá la hierba de forma automática. Si no es así, se debe utilizar un rastrillo.
Hay que pensar en qué dirección se siega. Se deben evitar solapamientos, dobles pasadas y cambios bruscos de dirección. Es importante, además, asegurarse de que el césped está seco, ya que la humedad atasca la máquina y la caja de la hierba por lo que la segadora tardará más. Cuando soplen vientos fríos es aconsejable no cortar el césped, ya que los vientos fríos pueden quemar los extremos de la hierba.
Por último, recordar que los movimientos repetidos hacia delante y hacia atrás originan cortes irregulares.