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El tantra y el Sexo

El tantra dice que el individuo puede reintegrarse con su fuente creadora, poniendo en práctica una serie de principios que activan su energía, permitiéndole conectarse con el todo, el universo, la vida. Sexualidad y tantra

En el tantra, el sexo ocupa un lugar destacado, tiene una connotación sagrada y se desarrollan prácticas y ejercicios para potenciar la energía sexual en el individuo y en la pareja. Osho señalaba que “El hombre tiene siete centros, y cuando los centros de una mujer están en sintonía con los de un hombre, sienten una unión absoluta, una unidad”.

La sexualidad, fuente de vida, es una herramienta que le permite al ser humano integrarse con el todo, es una fuerza poderosa y divina, que bien encaminada además del uso de juguetes sexuales puede ser utilizada para alcanzar la iluminación y llegar a elevados estados de conciencia. No se trata de tener sexo por diversión; el cuerpo es el templo del espíritu y con la sexualidad se expresa la energía creativa, para transformarla en progreso espiritual.

La sexualidad como meditación
El tantra busca activar tus puntos energéticos con ejercicios de meditación que te permiten sensibilizar el cuerpo, calmar la mente, aquietar las emociones y entrar en contacto con lo divino, un elevado estado de conciencia. Es preciso que si eres mujer contactes con tu lado masculino para conocer a tu pareja, darle placer y conectar con él”.

“Puedes meditar cuando haces cualquier actividad, pero la sexualidad con todo su poder se vuelve uno de los caminos más directos a la iluminación y a distintos y profundos estados de conciencia. Pero todo depende de la forma en que se practica. El compromiso, la dedicación y la seriedad con que se lleve a cabo la sexualidad hará más o menos efectiva su práctica”, asegura Arhat.

El control de la eyaculación

Dentro del neotantra hay muchos seguidores que practican el control de la eyaculación para mejorar la relación sexual y potenciar la energía masculina. Se trata de retener la excitación sexual a través del control de la respiración y valiéndose de técnicas de control muscular.

Asimismo, el control eyaculatorio tiende a una mayor relajación y al disfrute más prolongado de la actividad sexual. En una relación sexual común y corriente, el final del acto es el clímax, el orgasmo. Pero sin llegar al orgasmo, la pareja puede tomarse más tiempo y explorar otras partes de sus cuerpos. En el tantra no hay un fin, sino un aquí y ahora, que te permite centrarte en el momento en que vives.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar

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