Inauguran exposición Flesh and Blood
40 obras del Renacimiento Italiano llegan al Museo Kimbell
La historia del desnudo de Danae comienza en el discreto aposento del cardenal Alessandro Farnese, en Roma. Esta pintura de Tizano (el representante mayor del Renacimiento veneciano) era en 1544 un potencial escándalo, porque estaba inspirada en una cortesana con la que Alessandro tenía amoríos.
Así que resulta un privilegio que esta obra llamada “Danae, recibiendo la lluvia de oro” se cuelgue ahora en los muros del Museo de Arte Kimbell, de Fort Worth. El recinto abre sus puertas este uno de marzo para iluminar no sólo este óleo, sino otras 39 obras maestras del Renacimiento y del Barroco italianos, todas ellas provenientes del Museo Capodimonte, de Nápoles.
Y es que la historia del desnudo de “Danae” no termina en la oscuridad en la que la mantuvo el cardenal Alessandro por temor a afectar su reputación y la de su abuelo, el papa Pablo III. La pintura de Tizano fue modificada para ocultar los rasgos de la cortesana-amante y se sumó luego al enorme acervo que coleccionaron los Farnese durante tres siglos: del XVI al XVIII. Así fue como llegó al Museo Capodimonte, que es literalmente un palacio construido en 1738 especialmente para albergar las pinturas de autores como Rafael, Annibale Carraci, Correggio y Parmigianino. Todas pertenecientes a los Farnese.
Y de ahí, de las paradisíacas colinas napolitanas, es de donde viajan hasta Fort Worth las 39 obras que forman parte de la exposición “Carne y sangre” en la que también se podrá apreciar, por ejemplo, el “San Jerónimo y el ángel del juicio”, de José Ribera (un lienzo evidentemente influido por Caravaggio en el uso de la luz), así como “Atalanta e Hipómenes”, de Guido Reni (otra obra que sufrió el estigma de ser lasciva) y “Antea”, de Parmigianino (un retrato manierista que destaca por su detalle casi fotográfico).
En resumen, la muestra que se inaugura el próximo uno de mazo en el Kimbell Art Museum se puede definir como un recorrido desde el martirio cristiano hasta la pasión mitológica. Las obras muestran, en diversos formatos, desde la intimidad de la devoción hasta la grandeza del retrato.
Los espectadores, al recorrer la exposición se encontrarán con escenas no sólo hermosas, también conmovedoras, imponentes, violentas, extravagantes o incluso seductoras.
Porque además de obras renacentistas, “Carne y sangre” también está compuesta por pinturas del barroco que tienen un origen similar, aunque un poco más local ya que no es una casualidad que los Farnesio haya elegido Capodimonte para construir el palacio en el que dieron albergue a su acervo.
En el siglo XVII, Nápoles era una de las ciudades más grandes, ricas y vivas de Europa, mucho más cosmopolita que París o Londres. Los artistas aprovecharon esta situación y convirtieron las obras de la escuela napolitana de pintura entre las más relevantes y deseadas.
La relevancia de esta otra parte del acervo es evidente con obras como “La virgen del purgatorio”, obra cumbre del que es considerado el pintor que cierra le época del barroco y del que no se duda en llamar el máximo representante del rococó italiano. Esta pintura (en la que se pueden rastrear signos del tenebrismo) da al espectador una perspectiva de lo que fueron aquellos años en los que el arte se debatía entre el clasicismo italiano el caravagismo napolitano.
Entre las actividades de la exposición (que termina el 14 de junio) también está una pre inauguración, que se realizará el 27 y 28 de febrero con la presencia del director del Museo Capodimonte, Sylvain Bellenger.