JUDY la leyenda detrás del arcoíris
Una
Judy Garland sedienta de amor, preocupada por sus hijos y con severos problemas
de alcoholismo es lo que se ve en Judy (2019),
la película que cuenta la última etapa por la que atravesó una de las máximas
figuras de la historia de Hollywood.
Dirigida por el cineasta británico Rupert Goold y protagonizada por la
talentosa Renée Zellweger, la cinta recrea la última serie de conciertos que la
diva ofreció en Londres a finales de los años sesenta. Tenía 46 años y ya no
estaba en su época de esplendor. De hecho, fue abucheada en varias ocasiones
por salir al escenario en estado de ebriedad y con una deficiente calidad
vocal.
Quizás lo que más sorprende en Judy sea
la transformación física de Zellweger, quien desde hace tiempo está
acostumbrada a interpretar cualquier cantidad de personajes femeninos por muy
distintos que estos sean. Esta capacidad histriónica le ha valido una nominación
al Oscar en la categoría de Mejor Actriz, en la que compite con Cynthia Erivo (Harriet), Scarlett
Johansson (Marriage Story),
Saoirse Ronan (Little
Women) y Charlize Theron (Bombshell).
“El hecho de que Renée sea una comedienne es
genial, el que sea pequeña, como lo era Judy, también, pero fue mucho más que
eso. Renée tenía una cualidad humana: la gente sentía que la conocía, era una
mujer que representaba a todas las mujeres. No era una Ava Gardner o una
Marilyn Monroe. Tenía algo que en la gente provocaba abrazos y cercanía; le
hablaban como si formara parte de sus familias. Con Renée pasa algo similar: se
siente como una más”, dijo el director de la cinta Rupert Goold a la revista
Arcadia.
La película recrea una ciudad londinense envuelta en psicodelia y mucho rock.
Un ambiente en el que la Invasión Británica dominaba la industria musical a la
que Garland había pertenecido años atrás. Gran parte de la cinta narra a una
Judy desesperada por regresar al estrellato para hacerse cargo de sus dos
hijos. Pero los años dorados ya han quedado atrás; en 1968, pocos recuerdan su
vitrina de triunfos, en la que destacaban un Oscar, un Globo de Oro, un Grammy,
un Tony y un Cecil B. DeMille.
Con el fin de ofrecer un retrato más profundo de Garland, Rupert Goold recurre
a regresiones clave de la vida de Judy, principalmente a los años 30, cuando
encarnó a la maravillosa Dorothyen El Mago de Oz(1939), la
película que la llevó a la fama a costa de su libertad y su autoestima. Todo
por culpa de un productor siniestro que la humillaba psicológicamente.
Y es que haber empezado en el negocio del espectáculo desde muy joven le
acarreó severos trastornos psicológicos que después se tradujeron en relaciones
amorosas tormentosas y una clara dependencia al alcohol y a los fármacos.
Totalmente quebrada económicamente, Judy Garland murió a los 47 años en Londres
debido a una sobredosis de barbitúricos.
“Es fácil olvidar que Judy fue como el primer hombre en la luna. Ella y Shirley
Temple fueron las primeras en ser globalmente famosas desde niñas, así que
vivieron cosas que nadie más vivió en términos del escrutinio público y de la
enorme presión que conllevaba. Los estudios tenían que manejar esa situación y,
en su defensa, se puede decir que en la época no tenían lugar las discusiones
sobre salud mental que hoy suceden. Ahora, había cabezas de estudio que
claramente facilitaban malas prácticas y abusos, y algunos fueron crueles y
manipuladores con ella. Además venía de una familia bastante extraña para la
época, y su padre era abiertamente gay”, menciona Goold para Arcadía.
La 92° ceremonia de entrega de los Premios de la Academia se llevará a cabo el
próximo 9 de febrero en el Dolby Theatre de Los Ángeles, donde Renée Zellweger
podría ganar su segundo Oscar.