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La Burbuja, remix de productos culturales disponibles para enamorados

**Julio Trujillo presenta el primer lanzamiento 2013 de Editorial Almadía
Hay poetas que perciben la tradición como una incalculable cuenta bancaria que inesperadamente les legó un tío lejano. Cautelosos, se acomodan a vivir de los holgados intereses sin poner nunca en juego el capital (porque, ¿y si lo pierden todo?). Otros poetas, en cambio, ejercen su tradicionalismo con la actitud de quien hereda una casona y decide mudarse a vivir en ella. Los primeros pueden darse el lujo de gastar un poquito en fuegos artificiales. Los segundos, no: cultivan lo mismo nogales que goteras; jubilan o atesoran lámparas empolvadas; se animan –herejes, insensatos– a practicar reparaciones, rasgar un tapiz del XIX o de plano echar abajo cierto muro. Julio Trujillo, asegura Julián Herbert, pertenece a la segunda estirpe.

Es precisamente Trujillo (Ciudad de México, 1969) quien pone la primera pieza de los lanzamientos Almadía 2013 con La Burbuja, obra coeditada con el apoyo de Fundación Azteca A.C. Se reúnen poemas donde reina el estruendo minúsculo de las palabras juntadas, conjuntadas, pequeños tornados autónomos mirados por quien los crea y cuya figura ha desaparecido de la escritura. La B, Bob Esponja, Mitsubishi y Mingus convergen en esta obra con Solía, Aretha, Perros, Pera, Ventana, Casa, Calendario, Reptil, Lunes, Autorretrato, Duda, Herida, Sylvia, Tina, Waiting y más. La simple pronunciación de los títulos de los poemas que enumera La Burbuja es la conjura del movimiento poético auditivo.

La escritura de Trujillo, otra vez siguiendo a Julián Herbert, es un remix de productos culturales disponibles, lo mismo escribe un rezo por Amy Winehouse (“la primera vez que la escuché no sabía, de verdad, qué hacer conmigo”), un poema celebratorio al licor, que crea un blog para explicar qué es la lítote —un tropo que funciona por atenuación y cuya mecánica consiste en negar lo contrario de lo que se quiere decir: “no está nada mal”— o arma un podcast para leer “Yerbas de Tarahuamara”, de Alfonso Reyes “Don Alfonso”, a la lejanía admirado.

Julio Trujillo, autor también de los poemarios Una Sangre, Bipolar, El perro de Koudelka y Pitecántropo, “es un poeta diferente y, para su bien, es el mismo poeta monista, material, sobrecogedoramente atento a sus sentidos y suspendido de su mor(t)alidad”, nos dice el escritor Guillermo Sheridan.

La poesía en La Burbuja es como el mar que Trujillo exhibe en Hokusai, “que abre sus fauces y produce la ola perfecta: entremos”.

Te recomiendo leer, en mi blog, obvio:

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar

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