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LA MUJER DE TUS SUEÑOS INSTRUCCIONES PARA ENAMORARLA (FABIO FUSARO Y BOBBY VENTURA) – El príncipe azul

La escena se repite casi todos los días de mi vida: estoy solo por entrar o salir de un lugar y viene hacia mí una señora mayor, señora o señorita. ¿Qué hago? Le abro la puerta y la dejo pasar delante. Todo un caballero. Nueve de cada diez mujeres no me dicen nada absolutamente. Entonces, una vez que pasó y en voz ciento por ciento audible por toda la concurrencia del lugar, le mando un “De nada” y me quedo mirándola. ¡Off side! Nueve de cada diez reaccionan abochornadas, pidiendo disculpas, diciendo un “Gracias” tardío, balbuceando algo.
Es hermoso ver sus caras culpables.
Es grandioso ser caballero a ultranza; te lo aseguro.
Billetera mata galán. Caballero mata billetera.
Las mujeres no se resisten a un tipo educado, fino, galante, con clase, considerado. Y eso no tiene nada que ver con la guita. Cualquiera puede ser caballero, aunque no tenga un mango.
Hast al más bruta del condado se emboba cuando un tipo le abre la puerta y la deja pasar primero. Más aun si ese tipo pertenece a una clase social media o baja. El impacto es mayor, porque no lo esperan de nosotros. Y seguimos sorprendiendo…
A todos nos gusta que nos traten bien. Cualquier mujer sueña con ser la princesa de un príncipe azul, aunque sea muy íntimamente y aunque lo niegue. Todas adran a un tipo galante. Y los tipos y ano son galantes. Qué triste. ¡Y qué oportunidad!
Después te dejo una lista de galanterías fuera de moda que te harán sorprender inmediatamente a todas las chicas.
Sí. Hay una manga de giles que dice que todo esto es una pelotudez. Lo dicen porque les da vergüenza hacerlo. La verdad es que la primera vez puede darte algo de cosita, pero cuando ves los resultados, te vas animando solito y es maravilloso. Si te cuesta, podés practicarlo con cualquier mujer a tu alrededor. Conocida o desconocida. Lo mejor es una amiga o prima. Acordate de mirarla a la cara. Y si es una amiga de ella, mejor. Son actitudes que las minas comentan entre ellas. Así que guarda con hacérselas a tu chica nada más y a sus amigas no, porque vas a quedar como un salame.
Aquí una lista incompleta de galanterías:
Abrirle todas las puertas que tenga que atravesar y dejarla pasar adelante.
Dejarla pasar primero a todo lugar que se desplacen.
Caminar por el lado del cordón, dejándole el interior de la vereda. Hacerlo en forma muy evidente para que lo noten.
Si van a bailar a un boliche, caminar delante para que no se la lleven puesta.
Bajar primero las escaleras, por si se tropieza.
Tenderle la mano para ayudarla a bajar del bondi o cualquier escalera, escalón, desnivel, etc.
Quitarle y ponerle el abrigo.
Correrle la silla para que se siente y se pare.
Cuando alguien llega y vos estás sentado, parate para saludar; en especial si es ella.
Saludar a otras personas al entrar o salir de lugares cerrados (como un ascensor).
Saludar amablemente al iniciar una conversación con desconocidos, especialmente si uno está preguntando algo.
Cuando estás con ella y aparecen otras personas, presentarla sin dudar.
Ahora, bien. El curso de príncipe azul se complementa con algunos detalles de la vida cotidiana que nunca están de más, sobre todo en etapas de seducción de la dama en cuestión.
Como, por ejemplo, cómo morfar.
Al igual que en palacio, en un bodegón o en tu casa, le corrés la silla para que se siente y se pare, como ya dijimos. Me masticás inexoramente con la boca cerrada. Tragás antes de hablar. Me agarrás los cubiertos por la parte posterior del mango y no por la anterior. Si los levantaste para empezar a comer, nunca más en la vida me los apoyás en el mantel. Mientras no estés cortando o llevándote el trinche o la cuchara a la boca, me los apoyás sobre los bordes del plato. Me suprimís, en forma definitiva, los monda. Vos le servís de comer y me la mirás a los ojos cuando habla, atento como si estuviese charlando de fóbal.
Y para el final, dos temas álgidos.
El primero es “el otro”. “El otro” es su novio, ex novio u otro pretendiente como vos. Nunca se debe cometer la grasada de hablar mal, ni descalificarlo. Aunque le haga las cosas más terribles. Menos aun, si le hace las cosas más fantásticas. Porque nunca en la puta vida van a pensar que si lo criticás es porque realmente lo que hizo te parece criticable. Siempre tu opinión se va a desvalorizar porque, al tratarse de “el otro”, va a tener una sospecha de despechado, celoso, mierdero.
En esta situación, lo mejor es no opinar. Le decís que no vas a opinar de él por razones obvias. Como mucho, si el pataelana la está fastidiando, le podés recomendar cómo hacer para que deje de hacerlo. Sólo le solucionás el problema. Pero no hablás mal del tipejo nunca. No te metas en donde no te corresponde. Dejá que se arreglen solitos entre ellos dos. Hay que tener huevos para no meterse, pero los resultados son mucho mejores. Te va a respetar más y a mirar como a un tipo derecho, honesto. Y todas quieren a un tipo honesto al lado.
El otro tema es que, como bien dice Sandro de América, “un caballero nunca habla sobre las mujeres con las que estuvo”. Si es absolutamente necesario, lo poco que se habla debe ser positivo. Pensá que ella siempre va a pensar que si hablás de otras, vas a hablar de ella. Y a nadie le gusta que hablen de uno a las espaldas, y mucho menos con las nuevas parejas. Porque ese “hablar” se convierte en “criticar”, automáticamente.
Vos sé positivo. Sé buena onda. Te vas a sentir mejor.
Eso es ser caballero.
Acordate que de caballero a príncipe hay un solo paso.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar