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Llega a México Dom Pérignon 2010: un triunfo del ingenio y del poder de la libertad creativa

En 2010, la humanidad fue testigo de la inauguración del Burj Khalifa de Dubai, el edificio más alto en la historia y del MAXXI de Roma, museo que es una de las obras cumbre de la arquitecta Zaha Hadid. Fue el año del polémico y señero proyecto Art Bin del artista británico Michael Landy, de la publicación póstuma por cien años de la autobiografía de Mark Twain y del Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa.

Sin embargo, existe el desafío constante que los elementos suponen para el espíritu y el empeño humanos. Ahí está, por ejemplo, el cambio climático, cuyos efectos es menester enfrentar en todos los terrenos. La viticultura no es excepción. En la región francesa de Champagne, donde se asientan los viñedos de Dom Pérignon, 2010 fue un año extremadamente atípico en términos climáticos: el invierno crudo, la primavera seca y tardía, con un frescor sorprendente tras una década particularmente soleada. Llegado agosto, llovió en dos días el equivalente a las precipitaciones de dos meses. A poco, las uvas y particularmente las Pinot Noir, una de las tres cepas principales en la elaboración de champagne, y una consustancial al ensamblaje de Dom Pérignon acusaban la presencia de botrytis o moho gris, hongo patógeno que produce la pérdida de los racimos afectados, contagia con rapidez a los contiguos y dificulta el proceso de fermentación vinícola.

Dom Pérignon 2010 se integra a la historia de creación, savoir-faire e inspiración de la maison con una apuesta osada, fruto de un compromiso inquebrantable con la expresión de la naturaleza, aunado al espíritu libertario que posibilita los empeños audaces. Es una apuesta ganadora gracias a la inspiración, pero también a la maestría que deriva de la experiencia: en ello reside el poder de la creación. Y es un producto cuyo lujo estriba en su extrema rareza, en su excepcionalidad: producido en un volumen muy limitado, resultado de un proceso que exige precisión y dedicación, la experiencia de Dom Pérignon 2010 es un privilegio que muy pocos pueden disfrutar.

Si bien en el compromiso absoluto de Dom Pérignon a ser testigo de la vendimia de un solo año, sin importar el desafío, cabe la posibilidad de no declarar una añada particular. Vincent Chaperon, para quien 2010 habría de construir su primer millesimé como flamante chef de cave de Dom Pérignon, tras formarse junto a su antecesor Richard Geoffroy, decidió actuar con celeridad.

“En el fin de semana del 4 al 5 de septiembre, si bien nadie en Champagne manifestaba todavía preocupación, tuvimos la intuición de que haría falta sacrificar parte de la cosecha a fin de salvar las mejores parcelas si queríamos apostar por una añada de Dom Pérignon”, recuerda Chaperon. Esto supuso una carrera contra el tiempo: aun si las uvas no habían terminado su proceso de maduración, había que tomar una decisión, y tomarla rápido. “Dom Pérignon echó mano de todos sus recursos para trazar un mapa preciso a fin de evaluar los niveles de maduración y la salud de cada parcela de sus viñedos”, relata el chef de cave. “Este diagnóstico experto de la situación nos dio la posibilidad de salvar parcelas excelentes de Pinot Noir. Pero cada minuto contaba: enfrentábamos el reto de poder declarar una añada”.

Dom Pérignon 2010 es el resultado de la resonancia de esas uvas Pinot Noir en las Chardonnay, que habían vivido un proceso de maduración completo. Ricas y concentradas, habrían de revelarse las mejores en tres décadas; una vez ensambladas, arrojarían un equilibrio armonioso tanto en estructura, como en textura, un diálogo en total unísono. Dom Pérignon se había mostrado a la altura del reto de los elementos con una cosecha literalmente “salvada de las aguas”, honrando su legado de reinventar su trabajo con cada nueva añada.

Tras casi una década de envejecimiento, Dom Pérignon 2010 encarna el ideal estético de la casa, sus valores sensoriales: precisión, intensidad, tacto, mineralidad, complejidad y completud. En nariz, destaca la sensación de dulzor de la fruta tropical: mango verde, melón, piña; después, notas más moderadas: el cosquilleo de la cáscara de naranja, la suave presencia de la mandarina; tras respirar, una sensación táctil de peonía, jazmín y lilas. En boca, impone rápidamente su carácter pleno, rico e intenso: domina la fuerza de la savia; después se intensifica, con notas vibrantes de especias y pimienta, y un final salino.

El consumidor podrá descubrir la nueva añada de Dom Pérignon en las tiendas de La Europea, Alianza, City Market, Costco, Vinoteca. El tiempo es uno de los ingredientes clave de Dom Pérignon, que entiende el ideal no como algo a ser contemplado sino como algo por lo que se trabaja. El triunfo del ingenio humano y la resiliencia, pero también de la armonía como fuente de inspiración, que constituye Dom Pérignon 2010 exigió de fuerzas actuantes para llevar el proceso creativo a su culminación exitosa. Su poder es el de la creación.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar