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Lobo Mexicano de extinto a en peligro de extinción

A raíz de los casos de éxito en la investigación, los trabajos de reproducción y liberación del lobo mexicano en los que participan diversas instituciones, en noviembre de 2019 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) cambió el estatus de la especie de “Probablemente extinta en el medio silvestre” a “en peligro de extinción”.

Tras treinta años de investigaciones para alcanzar la reproducción del lobo mexicano en cautiverio, en 2011 se logró tener una población necesaria para comenzar las liberaciones en el norte de la Sierra Madre Occidental.

Hasta la fecha, en México se han llevado a cabo doce liberaciones de crías y adultos, y el lobo mexicano ha comenzado a reproducirse en su hábitat natural.

Actualmente, en vida libre, hay entre treinta y cincuenta Canis lupus baileyi. Para tener una cifra más exacta es necesario fortalecer los esfuerzos de monitoreo que consideren lobos nacidos en libertad, los que fueron liberados sin localizador, los localizadores que dejan de funcionar y los que son retirados por cazadores de lobos.

Necesitamos a la manada

Así como cazan coordinadamente en grupo, los lobos sobreviven en manada. La pareja alfa es la única reproductora del clan y se mantiene junta toda la vida.

Sin embargo, cada individuo es importante para la supervivencia de los demás: conforme los cachorros se convierten en lobos jóvenes, algunos ayudan a cuidar a las nuevas crías, mientras que otros son obligados a formar su propia familia, expandiendo el legado de su especie.

Manada tras manada es como los lobos se convierten en uno de los principales depredadores de su hábitat, influyendo en los patrones de diversidad de sus territorios y creando un equilibrio ambiental que beneficia a otras especies y seres humanos por igual.

Protector del equilibrio

El lobo mexicano se alimentaba de venados, roedores, frutos y vegetales. Junto con otros predadores, controlaba el número de presas por los vastos territorios mexicanos y regiones de Estados Unidos. Llegó a habitar desde Arizona y Nuevo México hasta Oaxaca, pasando por la Sierra Madre Occidental mexicana: de Sonora y Chihuahua hasta Durango y Jalisco. También vivía en algunas partes de la Sierra Madre Oriental de nuestro país.

Los bosques eran abundantes, ya que los herbívoros, limitados en número por los lobos, no podían hacer un sobreconsumo de la vegetación. Los ríos conservaban sus orillas definidas gracias a la solidez que las raíces de los árboles daban a la tierra, disminuyendo los deslaves y la erosión, así como las sequías y las plagas, conservando el ecosistema y el equilibrio del clima local, condiciones benéficas para el cultivo y la ganadería. El lobo mexicano contribuía a mantener el equilibrio de los ecosistemas del occidente mexicano.

Los humanos podemos coexistir con el lobo mexicano

Algunos de los lobos reintroducidos llevan un collar con geolocalizador que permite a los científicos seguir su rastro para conocer más de su comportamiento y recorridos. Sin embargo, a veces la señal del geolocalizador se pierde debido a que los collares se dañan, se caen, se les acaban las baterías, o porque hay quienes cazan a los lobos y destruyen los aparatos, acción que dificulta las labores de estudio y atenta contra la especie.

Actualmente existen casos exitosos en Europa y Estados Unidos en los que los lobos viven en bosques sin afectar las actividades humanas. Es posible fortalecer esta coexistencia en México mediante la colaboración con sectores clave, como el ganadero, los medios de comunicación y las autoridades, para conservar, vigilar y proteger a las manadas, así como sensibilizar a las comunidades locales.

Otra forma de apoyar es mediante el consumo de productos compatibles con la conservación del ecosistema del lobo, que cuiden el bosque, como alimentos que provengan de Unidades de Manjeo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS) y productos elaborados por las comunidades locales.

Aunque poco probable, es posible que haya ataques del lobo al ganado, y por ello existen mejores prácticas  que pueden prevenir que esto ocurra, como que el hábitat donde se les libere está en buenas condiciones, de manera que les provea todo lo necesario para su sobrevivencia, y en caso de pasar en México existe un seguro que compensa a los productores la pérdida de ganado por ataque de un carnívoro, como el lobo.

A mayor conciencia, más esfuerzos de recuperación

El crecimiento de la ganadería se aceleró a principios de 1900, lo que generó conflictos en los territorios donde habitaba el lobo mexicano. A mediados del siglo XX se desarrollaron agresivas campañas gubernamentales para exterminar al Canis lupus baileyi, con las que la cacería y el envenenamiento se hicieron prácticas comunes, lo que condujo a una pérdida dramática en la población de lobos.

En 1976 el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos lo colocó en su lista de especies en peligro de extinción. Esa misma década los gobiernos de Estados Unidos y México comenzaron a entender el valor de la conservación de las especies y los ecosistemas, por lo que dejaron de apoyar el exterminio del lobo mexicano, iniciando en cambio una campaña para capturarlo con el fin de protegerlo.

Tras el trabajo de conservación de la especie, el lobo mexicano sobrevivió principalmente en cautiverio: en la actualidad hay bajo cuidado humano alrededor de trescientos individuos en México y Estados Unidos (Semarnat, 2018). Los esfuerzos de reintroducción en México hasta ahora reflejan doce liberaciones en su hábitat natural bajo la supervisión de científicos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

WWF México ha apoyado proyectos enfocados a la conservación del lobo mexicano y su hábitat, en un inicio con la realización de monitoreos de presas potenciales del lobo en zonas susceptibles para su reintroducción en la Sierra de Sonora. Posteriormente, con la conservación del hábitat del lobo dentro de reservas privadas, como el Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC) de los Los Fresnos, Sonora, y en Áreas Naturales Protegidas de la mano con las autoridades, que incluyen bosques templados y otros ecosistemas que pueden convertirse en el hogar del lobo mexicano, como la Reserva de la Biosfera de Janos ubicada en el norte de Chihuahua.

Desde hace más de quince años, WWF México trabaja en la conservación de la Sierra Tarahumara, lugar que contiene una de las áreas de bosques templados más biodiversos y amenazados de Norteamérica, y donde se sabe que el lobo habitaba. En esta región se ha promovido la implementación de prácticas productivas sustentables que eviten la degradación y deforestación de los bosques, y promueven la recuperación de especies vegetales emblemáticas locales, como el Picea chihuahuana, una especie de pino que se encuentra en peligro de extinción.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar