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Los Pingüinos de Papá

La primera comedia familiar de acción en vivo de la temporada de verano es protagonizada por Jim Carrey, cuya fría relación con su familia cobra vida después de heredar a seis pingüinos tiernos, adorables y traviesos.
El joven Tommy Popper, que creció en Brooklyn, Nueva York, espera con ansia los momentos cuando, de puntitas para alcanzar un radiotransmisor en su cuarto, puede hablar con el trotamundos de su padre. Años después, Tommy es ahora el Sr. Popper (Jim Carrey), un sumamente exitoso promotor de bienes raíces en Manhattan. El Sr. Popper, divorciado cordialmente de Amanda (Carla Gugino), con dos hijos (Madeline Carroll y Maxwell Perry Cotton) que ve cada quince días, vive una vida de lujo en su ultra-moderno departamento en Park Avenue, y está encaminado a convertirse en socio de su prestigiosa compañía. Esto es, hasta la mañana que el último regalo del finado padre de Popper, un souvenir de la Antártica, se aparece al pie de su puerta de entrada, en forma de una caja.
Adentro de la caja de madera, acurrucado entre bolsas de hielo, está un pingüino de 60cm con pies color naranja brillante. No es un pingüino de juguete, o un pájaro disecado del taxidermista, como Popper asume al principio, sino un pingüino real y vivo, que se pone a correr por el piso de Popper y a emitir fuertes graznidos. Desesperado por deshacerse de esta criatura salvaje, Popper se pone en contacto con todo organismo urbano y estatal imaginable, pero ninguno está dispuesto a tomar a un pingüino como mascota. En cambio, su llamada a la Antártica para intentar mandar de regreso al pájaro, resulta en la llegada de otros cinco pingüinos a la puerta de Popper.
Conforme se familiariza —y se encariña cada vez más— con sus alados compañeros de cuarto, la vida de Popper se desenreda rápidamente: su glamoroso departamento neoyorquino pasa a ser un paraíso invernal nevado, el contrato en el que ha estado trabajando durante mucho tiempo se viene abajo, y, además, casi termina en la cárcel. Pero gracias a esta nueva carga, Popper termina por entender la importancia de la familia —humana y de otro tipo.
LOS PINGÜINOS DE PAPÁ, comenta Jim Carrey, es una película que “sobresale porque no se parece en nada a cualquier cosa que se esté exhibiendo. Y, no obstante, me permite seguir siendo como soy, un poco loco, divertido e inquieto”. De hecho, la película representa el regreso de Carrey a la comedia —y al personaje cinematográfico— que lo catapultó al súper-estrellato mundial. Y Carrey no podría estar más contento al respecto. “Quería hacer una película que las familias fueran a recordar”, explica. “Algunas personas se resisten a trabajar con niños o animales, por miedo a perder el protagonismo. Pero me encanta captar la chispa de la inocencia. ¿Y quiénes mejor que los animales —pingüinos, en nuestro caso— y los niños para sacar eso en nosotros?”.

LOS PINGÜINOS DE PAPÁ está basada en una novela, publicada originalmente en 1938, escrita por el equipo de marido y mujer de Richard y Florence Atwater. El libro narra la muy divertida pero conmovedora historia de un humilde pintor de casas y su familia que heredan a doce pingüinos. Mr. Popper’s Penguins, que recibió en 1939 la Medalla Newbery, se convirtió en un clásico a lo largo de las generaciones, y en la actualidad es un libro básico en los estantes de las escuelas primarias.
Al productor John Davis le encantó el libro, que era muy bien conocido en su hogar. “Mis hijos habían leído el libro en tercero de primaria y mi esposa también lo había leído en tercero de primaria”, comenta Davis. “¡Todos, desde 1938, habíamos leído el libro en tercer grado!”. A Davis, productor de exitosos filmes tales como “Garfield”, “Dr. Dolittle” y “Daddy Day Care”, la historia de los Atwater le pareció atractiva en varios niveles. “Es una gran historia acerca de un tipo que está viviendo una vida que en realidad no le está funcionando”, explica. “En el libro, los pingüinos le son enviados por un explorador de la Antártica con el que sostiene una relación por correspondencia, y los pingüinos transforman su vida completamente y la convierten en algo divertido. Y esa idea me pareció encantadora”.
El guión, escrito por Sean Anders y John Morris, y Jared Stern, tomó el libro de Atwater y lo actualizó. “Ya no es la década de los ‘30 y Tom Popper es un personaje muy diferente con respecto al Sr. Popper en el libro”, comenta el productor ejecutivo Derek Dauchy. “Si bien el Sr. Popper de la película ya no es un pintor de casas que sueña con viajar por el mundo, el guión mantuvo el sentido de diversión y valores familiares del libro. Creo que ese tema permanece fiel en nuestra película, que es acerca de un hombre que aprende algo de sí mismo al recibir a estos pingüinos por casualidad”.
Davis dice que muchos realizadores estaban dispuestos a contar la historia del Sr. Popper y su manada de pingüinos. Pero fue Mark Waters, conocido por “Mean Girls”, “The Spiderwick Chronicles” y “Freaky Friday”, quien Davis pensó sería ideal para dirigir LOS PINGÜINOS DE PAPÁ. “Me senté con Mark y habló acerca de la película y su visión de la misma, y dije, éste es el tipo, éste es el director”, explica Davis.
Mientras buscaban al actor para el papel del Sr. Popper, Waters y Davis se enteraron de algo bastante sorprendente acerca de los mejores talentos de Hollywood. “”Descubrí que los actores y comediantes adoran a los pingüinos”, comenta Davis. “Por primera vez en mi vida tuve la oportunidad de elegir entre seis grandes comediantes —algunos de los cuales fueron a mi oficina con estatuas de pingüinos y me dijeron, ‘Tengo que hacer esta película porque me encantan los pingüinos’. Pero no nos llevó mucho tiempo en decidirnos a quien darle el papel del título del Sr. Popper. El productor encontró la combinación perfecta de talentos de ‘Popper’ en Jim Carrey, la sumamente exitosa estrella de películas tales como “The Truman Show”, “Ace Ventura: Pet Detective” y “Bruce Almighty”. “Jim es un comediante físico realmente talentoso, pero también un actor capaz de generar muchas emociones”, indica Davis.
“Recuerdo haberle dicho a todo aquel con quien platiqué que sólo había una persona que podía llevar este personaje a la pantalla, y era Jim Carrey”, añade Mark Waters. “Afortunadamente, Jim leyó el guión y se emocionó de inmediato con él. Además de que también es un gran amante de los pingüinos”. Y eso, por decir lo menos. “Estos pingüinos son tremendamente hermosos”, exclama Carrey. “Son criaturas increíbles. Hay muy pocos animales que te hacen sentir amor —es el tipo de sentimiento que te generan. Es realmente difícil sentir infelicidad con un pingüino. Ésa es una de las razones por las cuales hice esta película. Los pingüinos son un tipo de obsesión que tengo. ¡Son como cachorritos, pero multiplicados por diez!”.
Una vez que aceptó formar parte del proyecto, el actor trabajó estrechamente con el director y escritores en el guión. “Este proceso fue increíblemente revelador y divertido”, recuerda Waters. “Jim es mucho más que un genio de la creación cómica; también cuenta con un tipo inusual de accesibilidad emocional. Cuando trabajamos escenas emotivas, sus ideas son tan buenas como lo son sus ideas para la comedia”.
Cuando los pingüinos llegan por primera vez a la puerta de Popper, éste no podría estar más irritado. “Tom Popper piensa que ya alcanzó el éxito en su vida empresarial”, comenta Carrey. “Se encuentra en una posición en la que su carrera va en ascenso. Popper está involucrado en la vida de su familia, pero no está ahí realmente. Está más preocupado por hacer su trabajo y convertirse en alguien exitoso. Pero cuando los pingüinos llegan, ponen su vida laboral de cabeza”. Las buenas noticias: “También le dan un giro para bien a su vida familiar”.
“Al principio, Popper piensa que los pingüinos son la peor de las molestias; son animales salvajes corriendo por toda su casa”, comenta Waters. “Es como tener a seis niños de 2 años de edad, que todavía no aprenden a ir al baño”. Pero cuando sus hijos llegan a visitarlo y ven a los pingüinos en su departamento, Billy, el hijo de 10 años de Popper, confunde a los pájaros con un regalo de cumpleaños de su papá, y Popper no tiene el valor para decirle a Billy la verdad. “Ahora Popper no puede devolver los pingüinos porque su hijo le ha hecho prometer que son un regalo de cumpleaños”, comenta Davis. “De repente, es un héroe para estos niños, y esta situación le agrada”.
Popper está encantado de que los pingüinos lo han ayudado a reencontrarse con sus hijos —y con su ex esposa Amanda. Para interpretar a Amanda, los realizadores le dieron el papel a Carla Gugino, conocida por sus papeles en las películas de “Spy Kids”, la serie de televisión “Entourage”, para HBO, y el largometraje “Watchmen”. Para la actriz fue fácil decidirse a interpretar el papel de Amanda. “Simplemente leí el guión y pensé, ‘Yo iría a ver esta película sin chistar”, cuenta. “Es muy divertido, pero también muy humano”.
Mientras le coge simpatía a Popper y a sus nuevos amigos, Amanda está consciente de las grandes promesas que les hizo a los niños. “Carla le da las bases a nuestra historia, y hace que la realidad de su ex familia se sienta creíble y genuina”, explica la productora ejecutiva Jessica Tuchinsky.
Pero los pingüinos no pudieron haber llegado en un peor momento para el Sr. Popper; se encuentra en medio de negociaciones para intentar obtener un contrato que lo convertirá en socio de su compañía de bienes raíces. Pero primero deberá seducir a una mujer temible, la Sra. Van Gundy, para que le venda una propiedad de su interés. La decisión de Waters para el papel recayó en la aclamada y querida actriz de teatro, cine y televisión, que ha elegido hacer muy pocas películas en años recientes: Angela Lansbury. “Cuando leí el guión, me ilusioné con darle el papel a Angela Lansbury”, comenta Waters. “Pero fue un proceso de convencimiento muy largo. Cuando Angela quedó convencida de que estábamos haciendo algo especial, decidió formar parte y ayudó a hacerlo realidad”.
Lansbury dice que su decisión de interpretar el papel tuvo que ver con dos cosas. “Estaba interesada en hacer la película porque soy una gran admiradora de Jim Carrey”, comenta. “Y entendí que la historia era muy popular y que el libro era un clásico infantil. Siempre me gusta hacer algo que los niños puedan disfrutar”.
Para el papel de Pippi, la animada asistente joven de Popper, los realizadores le dieron el papel a una prometedora actriz, Ophelia Lovibond. Pippi, una mujer bastante inquieta, con una particular preferencia por las palabras con la letra ‘p’, está perpetuamente al otro lado del teléfono celular de Popper, o, de ser posible, a su lado. “Es a la primera persona a la que recurre para todo lo que necesita, ya sea que tenga que cuidar a sus hijos o para poner en orden su agenda o cualquier otra petición demente que quiera que se lleve a cabo”, comenta Lovibond.
Los realizadores después contrataron a Clark Gregg, conocido por sus papeles en “Iron Man”, “Thor” y “(500) Days of Summer”, para interpretar a Nat Jones, jefe de la “división de pájaros que no vuelan” del zoológico de Nueva York. Una persona multifacética de Hollywood, con créditos de director, guionista y actor en su haber, Gregg admite que una de las razones por las cuales aceptó el papel fue para trabajar con los pájaros del título, “No te voy a mentir. Me emocionaba la idea de pasar el rato con algunos pingüinos”.
Cuando Nat Jones hace caso a la llamada de emergencia de Pippi y llega al departamento de Popper, siente que es su deber “sacarlos del ambiente inapropiado de un lujoso departamento de Park Avenue y ponerlos donde pertenecen —en un zoológico”, según Gregg. “A pesar de su mejor juicio, el Sr. Popper se ha encariñado con los pájaros, y sortea los esfuerzos de Jones por llevárselos”.
A David Krumholtz, actor conocido por las audiencias gracias a su papel protagónico en la serie de televisión “Numb3rs”, le dieron el papel de otra de las espinas en la vida de Popper; su vecino entrometido, Kent. Éste, quien lleva todas las de perder en una guerra de ofertas por un departamento al que siempre le pega el sol, no le quita la vista de encima a Popper, con la esperanza de pillar a Popper rompiendo una de las reglas de la cooperativa, como sería el tener mascotas prohibidas. “El departamento de Kent es un hoyo oscuro, ominoso y deprimente al otro lado del edificio, donde vive con plantas moribundas, así que le tiene muchos celos a Popper”, comenta Krumholtz. “Kent comienza a percibir que algo está pasando en el departamento de Popper que podría utilizar para hacer que lo saquen, y así poderse hacer del departamento que tanto desea”.
Para interpretar el papel de Janie, la hija de Popper, los realizadores le dieron el papel a Madeline Carroll, una jovencita de 14 años de edad, cuyos créditos incluyen papeles protagónicos en películas tales como “Flipped”, “Swing Vote” y “The Spy Next Door”, y quien hiciera su debut cinematográfico a los cinco años en la exitosa comedia “Daddy Day Care”, producida por John Davis. Madeline describe a su personaje como alguien que está pasando por una etapa muy difícil —los años adolescentes. “Cuando la conoces por primera vez, está de muy mal humor porque, bueno, es una adolescente”, describe la joven actriz. “Así que eso es verdaderamente divertido; ver cómo Popper lucha por descifrar qué es lo que ella quiere”.
En el guión original de LOS PINGÜINOS DE PAPÁ, el hijo más pequeño de Popper era otra niña, pero después de buscar por todo el país a alguien para el papel, un encuentro con Maxwell Perry Cotton, de diez años de edad, trajo consigo un cambio de sexo. “Cuando vi a Maxwell llegar y hacer la lectura, me pareció que emanaba un tipo de simpatía, y, —me atrevo a decir— una condición de niño, que de repente el rol pareció cobrar un total sentido con él”, comenta Waters.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar