México debe medir la felicidad de los niños, señala la Iniciativa Generación Felicidad
- Hacen falta estudios e indicadores que reflejen integralmente el nivel de bienestar de la infancia en nuestro país
- Violencia, educación y seguridad los temas más urgentes que atender; pero también es fundamental generar espacios que fomenten la diversión y la creatividad
México D.F., a 29 de abril de 2014.- Actualmente México no mide la felicidad de la infancia como concepto de forma sistemática y si bien éste es un tema subjetivo, es importante que el país desarrolle un sistema integral con indicadores actualizados que permita medir el bienestar de los niños y niñas.
Tania Mijares, socia fundadora de la Iniciativa Generación Felicidad, señaló que en general en el mundo se empiezan a desarrollar indicadores de medición sobre el bienestar subjetivo y la felicidad. Sin embargo, los criterios no están incluyendo específicamente a los niños, niñas y adolescentes.
“Los conceptos con los que se relaciona la felicidad son el dinero, los bienes materiales, el amor romántico, los viajes, la salud y apariencia física, así como los placeres en general, temas vinculados más bien con una visión del mundo desde los adultos. Sin embargo, poco se ha explorado qué hace a los niños y niñas felices y si dichos criterios se están cumpliendo para la mayoría de ellos en nuestro país”.
Añadió que si bien se deben atender asuntos prioritarios de la infancia como la educación, el acceso a la salud, brindarles seguridad, así como combatir la violencia y la discriminación, también es fundamental crear espacios para la diversión y la creatividad, pues es ahí donde los niños y niñas pueden explotar su esencia e individualidad.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha señalado que “el deporte, la recreación y el juego fortalecen el organismo y evitan las enfermedades, preparan a los niños y niñas desde temprana edad para su futuro aprendizaje, reducen los síntomas del estrés y la depresión; además mejoran la autoestima, previenen el tabaquismo y el consumo de drogas ilícitas y reducen la delincuencia”[1].
En México son casi nulos los estudios o indicadores para medir la felicidad de la infancia. El único esfuerzo realizado hasta el momento es la Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México, llevada a cabo por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred)[2] en el 2010, donde se preguntó a los niños y niñas si se sentían felices en su casa, colonia, escuela y calle. El resultado arrojó que 9 de cada 10 dijeron sentirse felices en todos esos lugares. Sin embargo, dijeron sentir tristeza miedo o enojo en su calle (17.5%) y colonia (14.5%).
En opinión de Alan Jiménez, responsable de Promoción Infantil de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), es importante que los padres y maestros no busquen imponer parámetros de felicidad desde la visión adulta. Por ejemplo –apuntó- “en un caso de divorcio o separación de los padres, muchas veces para tratar de aminorar la tristeza que esto provoca en niñas y niños los llenan de regalos pensando que con eso serán “felices” sin tomar en cuenta su opinión. Tal vez para ellos la felicidad es que su papás no discutan frente a ellos o no hablen mal el uno del otro; es decir, la visión de un adulto es muy diferente a la de un niño o niña”.
De igual forma, Jiménez recordó que la obligación del Estado mexicano es priorizar el interés superior del niño (a) en cualquier circunstancia que los involucre. Por ello, lo importante es dejar atrás la visión asistencialista y construir una estructura que trabaje para garantizar los derechos de la infancia.
Vinculado con lo anterior, Tania Mijares señaló que para construir un entorno en el que los niños y niñas sean felices es importante que se les involucre y se tome en cuenta su opinión en las decisiones que les afectan. “Se les debe informar, primero que nada, cuáles son sus derechos, para que los conozcan y después puedan participar activamente en la construcción de espacios que disfruten ellos”, concluyó.
