¡Quebec a todo color!
Recorre Quebec siguiendo el progreso del color de sus hojas en cada uno de sus rincones en esta temporada de Otoño.
Esta coloración varía en función de las especies de plantas, y también de la ubicación, principalmente la latitud, y las horas de exposición al sol.
La lluvia y el viento se encargan a menudo, rápida e inopinadamente, de quitar las hojas de los árboles, modificando así considerablemente el paisaje otoñal, sobre todo al final de la estación.
Otoño, ¡Resplandeciente y vivificante!
Una explosión de colores, perfumes y sabores saluda al otoño, que se extiende de septiembre a noviembre. A finales de septiembre, los bosques se tiñen de colores cálidos: rojo, amarillo, naranja… Las viñas y los huertos están llenos de frutas y los cielos surcados por nubes de gansos blancos ofrecen, antes del invierno, un espectáculo grandioso.
Actividades llenas de color
A pie o en bicicleta por su Ruta Verde, en lo que a la diversión se refiere, varias regiones de Quebec se animan con festivales de nombres coloridos. Estas manifestaciones proponen actividades al aire libre, como el excursionismo y las subidas en telesillas, frecuentemente unidos a programas de animación cultural.
Excursiones golosas
La cosecha de manzanas es el pretexto soñado para una escapada agradable y deliciosa en los huertos de la Montérégie, de los Cantons-de-l’Est y de Laurentides : auto-recolección, picnic y degustaciones. Para completar esta paleta de colores y sabores, no se pierda la sorprendente cosecha de arándanos en el Centre-du-Quebec.
¡A los toneles!
No hay nada más agradable que descubrir, por casualidad durante un paseo por los caminos del sur de Quebec, pintorescas colinas cubiertas de vides, como vemos en Europa. Los viticultores producen una amplia gama de vinos y lo invitan a probarlos en el sitio. El hidromiel, los licores artesanales y la sidra – en especial la famosa sidra de hielo – tienen también muchos aficionados
El regreso del ganso blanco
Los gansos blancos regresan del Gran Norte y hacen una breve parada en las orillas del río San Lorenzo antes de llegar a sus cuarteles de invierno en la costa este de Estados Unidos. La visión de decenas de miles de pájaros, en tierra o en vuelo, y el ruido que producen hacen de este espectáculo algo más que una simple curiosidad natural.
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