Por Alexander
Tenga una caja para carta de metal en el bolsillo izquierdo del chaleco con un cigarrillo en la sección superior para darle la apariencia de una cigarrera. Tenga una baraja de forzaje en el bolsillo derecho de la chaqueta. Roma una esquina de unos 2 cm. por 2 cm. de una de las cartas de forzaje. Guarde esta esquina en el bolsillo derecho del pantalón.
Vaya doblando el resto de la carta hasta que quede como del tamaño de un lápiz. Meta un cuchillo en el extremo de un limón hasta que casi salga por el otro lado. Meta la carta doblada por esta ranura y una vez que esté dentro presione el limón para cerrarla.
Si lo hace con cuidado el corte no será visible a 60 cm. de distancia. También necesitará un limón sin preparación. Ya está listo para actuar.
– Amigos, voy a presentar para ustedes un milagro aparente de la magia moderna. Llamo su atención hacia estos dos limones los cuales me gustaría que examinaran. (Lance el limón normal; quédese con el otro en la mano izquierda. Pida que le regresen el limón examinado y atrápelo con la mano derecha.
Finja cambiarlo por el limón que tiene en la izquierda y nuevamente lance el limón normal. Cuando se lo regresen continúe con su charla.)
– Tengo aquí dos limones sin preparación; han sido examinados minuciosamente. ¿Podría alguien sugerir amablemente cuál de ellos deberé usar en este experimento? (Si eligen el preparado explique que no tiene necesidad del otro sinó que utilizará el que han elegido. Si eligen el normal, láncelo al público, explicando que ahora pertenece a la persona que lo eligió y que utilizará el limón restante para el juego.)
Pida prestado un pañuelo y junte las cuatro puntas. Entregue el limón a un niño, haga que lo meta en la bolsa hecha con el pañuelo y que la sostenga en alto todo el tiempo.
Extienda la baraja de forzaje cara abajo sobre una bandeja y permita que una dama tome libremente una carta. Guarde la baraja en su bolsillo cuidando de que el público no pueda ver la cara de las cartas. Pida a la dama que rompa la carta en dos a lo largo y luego otra vez en dos a lo ancho. Mientras tanto usted empalma secretamente en sus dedos derechos la esquina que calza con la carta que está dentro del limón. Tome la carta rota de las manos de ella. Rómpala una vez más. Pídale que se quede con un trozo.
Pásele la esquina que tenía oculta en los dedos.
Escoja otro niño para que le ayude. Dele los trozos. Saque su “cigarrera”, saque el único cigarrillo, el cual habrá mantenido la caja correctamente abierta todo el tiempo en su bolsillo. Dígale al niño que eche los trozos en la caja de la carta. Ciérrela y désela para que la sostenga sobre la cabeza.
– El secreto de este experimento depende de dos palabras mágicas. Cuando yo chasquee los dedos quiero que el niño que está sosteniendo la caja diga “Opus”. A la vez que él lo hace, deseo que el otro niño, el que está sosteniendo el limón en el pañuelo, diga la palabra “Pejensus”. Si estas palabras se dicen en un tono de voz grave, harán que los trozos de carta se vuelvan a pegar en su orden natural, se desmaterializen y desaparezcan de la caja y se implanten en el interior del limón.
Chasquee los dedos. Tome la caja y muéstrela vacía. Saque ahora el limón del pañuelo. Corte el extremo opuesto al que usó para meter la carta. Saque la carta y haga que el niño la seque con el pañuelo. Pásela a la dama para que pueda comprobar la esquina que tiene.
He comprobado que este es, sin duda, el truco de limón más efectivo que conozco. Hay demasiados detalles para que el público los vigile todos y usted es el amo de la situación en todo momento. Se puede crear mucho humor con los niños al decir estos las palabras mágicas.