Una Cena para dos: Prepara una velada íntima
Nunca se debería considerar con ligereza una cena íntima. Puede ser el inicio de un idílico romance o el final de una gran esperanza; puede consolidar una relación o puede ser la fórmula mágica para la reconciliación.Cualquier encuentro íntimo debe ser tratado como un momento especial y único, y no desdeñar su trascendencia en cuanto a los efectos que tendrá en esta relación. Todos los detalles contribuirán a causar una buena impresión en la persona invitada.
El menú
A la hora de escoger el menú deberíamos tener en cuenta algo tan elemental como nuestros conocimientos culinarios, el equipamiento de nuestra cocina, el presupuesto, nuestra disponibilidad para cocinar, etc. Pero no podemos olvidar los gustos y preferencias de la persona invitada. Si la conocemos poco evitaremos platos muy arriesgados, como sabores muy picantes, platos exóticos, carnes o pescados crudos, etc. Recordemos que en una cena el menú habitual contiene un entrante ligero y un plato de carne o pescado. Ambos tienen que ser ligeros.
Se puede introducir con un aperitivo, consomé, zumo. Terminamos con unos postres selectos. En cuanto a los vinos, serán los adecuados al menú. Cada vez es más habitual, especialmente si se celebra algo, servir cava o champán desde el primer plato.
La mesa
Para dos personas podemos hacer el esfuerzo de desempolvar la mejor vajilla. Procuraremos que todo esté en perfectas condiciones: mantel muy bien planchado, servilletas sin manchas (prohibidas las de papel), cristalería reluciente y todo el entorno limpio y ordenado. Si la mesa es de dimensiones reducidas, favorecerá la comunicación. Los comensales se sentarán cara a cara.
Si disponemos de bajo plato lo dejaremos a lo largo de toda la cena y serviremos los platos sobre éste. Los cubiertos se colocan en el orden de uso: los primeros en la parte más externa. El tenedor a la izquierda, el cuchillo (con el filo hacia el interior) y la cuchara a la derecha. La servilleta se puede colocar encima del plato, si es llano, o a la izquierda al lado del tenedor.
En cuanto a la cristalería, disponemos las copas en el orden de consumo de los vinos empezando por la derecha. Por ejemplo: jerez (para un consomé), vino tinto o blanco (para carne o pescado), agua (siempre presente) y cava o champán (para los postres).
Cómo servir
Lo mejor en estas ocasiones es servir los alimentos con cada ración en los platos, es decir, servidos en el plato desde la cocina. Esto nos permite cuidar mucho más la presentación y evita disgustos a la hora de servir si somos torpes o estamos muy nerviosos.
A tener en cuenta: un plato vacío se coloca por la derecha; la comida se sirve por la izquierda; el plato utilizado se retira por la derecha. Y el vino se sirve por la derecha.
El vino se sirve en primer lugar a la persona invitada, aunque es prudente verter en la propia copa el primer chorrito por si contiene restos del tapón o para detectar posibles fallos en la conservación del producto.
Complementos
En una cena, las velas discretas o un candelabro no muy alto que no se interponga entre los comensales, darán calidez a la estancia y decorarán la mesa. Podemos adornarla también con un pequeño centro floral o un ramito. Pero debemos tener en cuenta que si las flores son muy perfumadas pueden interferir en la degustación de los alimentos.
En cuanto a la música, depende de los gustos de cada uno, pero se recomienda una música tranquila a un volumen discreto, que no obstaculice la conversación. Desde luego, cualquier interrupción telefónica puede ser muy inoportuna. Conectad los buzones de voz.
Indumentaria
Aunque hayamos estado en la cocina toda la tarde, nuestro aspecto a la hora señalada debe ser impecable. Si lo tenemos todo a punto con suficiente antelación podremos tomar una ducha y vestirnos esmeradamente para la ocasión. No abuséis de geles ni de desodorantes muy perfumados. Si utilizáis perfume, que sea discreto: debería apreciarse sólo en las distancias íntimas.
En el momento de servir o realizar los últimos preparativos podemos utilizar un delantal: tiene que ser elegante y estar inmaculado. Está claro que nunca nos sentaremos a la mesa con el delantal puesto.
Una cena íntima es una ocasión muy especial. La persona invitada se merece todos los honores y tenemos que demostrarle nuestro interés en que todo salga a la perfección. Por lo tanto, cuidaremos hasta el más mínimo detalle, desde nuestra persona hasta el aspecto de nuestro hogar. Los resultados bien merecen todo este esfuerzo.
Por Teresa Baró,