Relaciones SentimentalesVida y Estilo

Quien asume las responsabilidades de la pareja

Cuando decidimos vivir en pareja son muchos los cambios a los que nos tenemos que enfrentar y, a menudo, estos cambios suponen motivo de conflicto entre la pareja.

Ambos hemos vivido una etapa, con frecuencia, bastante larga en la que muchas de las cosas y problemas cotidianos que pueden surgir en una casa eran llevados por nuestros padres.
Cuando decidimos vivir independientes, tendremos que aprender a organizar la casa, gastos, tareas…, para que todo funcione correctamente.

Tareas acordes a su rol
Normalmente las tareas se reparten entre los dos miembros de la pareja de forma equilibrada, y aunque suele ocurrir que cada miembro se reparte tareas acordes a su rol, lo importante es que cada uno se sienta satisfecho con el trabajo que realizan cada uno.
El hombre acostumbra a responsabilizarse de llevar el coche al taller, de avisar al fontanero…, y la mujer de la organización de las comidas o de la colada. Cada vez más el hombre está integrado en las tareas domésticas y las mujer asume más lo que corresponde a cuidado de coche y demás.

La evolución de los sexos ha hecho que los dos miembros de la pareja se encuentren equilibrados en estos cometidos.

A veces se delegan todas las responsabilidades
Aunque esto puede considerarse lo normal y lo más común, todavía existen muchas parejas en las que uno de los dos miembros delega toda la responsabilidad en el otro y genera una personalidad pasiva a la hora de resolver problemas.

Hace años eran nuestras madres y abuelas las que se veían completamente dependientes del marido, pasaban de ser dependientes de un padre para ser dependientes de una pareja. Hoy en día cada vez se da menos , ya que la mujer se ha independizado y trabaja fuera de casa igual que el hombre, ocupa puestos importantes y puede llevar la economía familiar en igualdad con su pareja. Muchas veces nos encontramos hombres que tienen muy asumido el rol de marido que aporta en la casa un nivel económico, pero que se desentiende de otras tareas dejando a su mujer toda la carga.

Cuando ella está en casa y no trabaja parecería algo más lógico, pero si ambos trabajan, lo normal sería repartirse las tareas. Muchas de nuestras madres son las responsables de que esto ocurran, han inculcado en sus hijos valores materialistas, el valor del hombre está en su trabajo y el de la mujer en su casa e hijos. Cuando iniciamos una vida con un hombre que tienen estos ideales, y además su madre se ocupa de reforzarlos cada día; nos vamos a encontrar ante una tarea ardua y difícil, ya que los cambios que necesitamos costaran trabajo y discusiones diarias.

Dos opciones
Como mujeres podemos elegir dos opciones:
Aceptar el papel que nos toca y dejar que el marido siga actuando como si estuviera en casa de su madre.

Tomar las riendas y comenzar a negociar algunas tareas hasta conseguir la igualdad.
Desde luego, lo más recomendable para que te encuentres satisfecha y tranquila es que inicies poco a poco la conquista de tus derechos e implantes los deberes de los demás. Lo más cómodo sería aceptar las cosas como son, pero eso supondría dejar de lado nuestros derechos como miembro de una pareja y sobre todo aceptar un rol con el que no nos sentimos identificadas.

¿Cómo puedes ser la pareja de tu marido y a la vez hacer de madre? Tienes que separar muy bien los límites y que nadie confunda lo que eres.

Negocia las tareas con tu pareja
Está claro que como cabeza de la familia deberás asumir algunas tareas que en muchas ocasiones los hombres no están dispuestos a asumir, o simplemente no están preparados para ello. Muchos son inútiles para cocinar o para hacer compra, pero seguro que saben hacer otras muchas cosas. En muchas ocasiones nosotras también cometemos el error de asumir todas las tareas y nos olvidamos de pedir ayuda o de dar instrucciones sobre como se hacen algunas cosas.

Es el momento de negociar con tu pareja las tareas. Poned en una lista las tareas que cada uno realizáis normalmente y después hacer otra lista con las que sería tareas a repartir. Cada uno asumirá determinadas tareas nuevas a pesar de no saber como hacerlo, y el otro se comprometerá a ayudarle y a enseñarle la mejor manera de llevarlas a cabo.

Así no hay lugar a excusas y los dos nos comprometemos a dar un cambio. Recuerda que los listados deben ser equilibrados en frecuencia de la tarea, en dificultad y en tiempo e dedicación. No es lo mismo bajar a comprar el pan que limpiar los muebles de la cocina.¿no?

Si criticamos el trabajo del otro, no lo volverá a hacer
Por otro lado, es importante que intentes descartar de tu repertorio de pensamientos frases despectivas o negativas respecto a tu pareja y a sus tareas en casa. Estas frases repetidas en el tiempo te incapacitan para ver los pequeños detalles que tenga contigo o los pequeños esfuerzos que haga en casa. Ocúpate de dejar tu mente en blanco para estas cuestiones y comenzar de cero. Sólo el hecho de negociar y de hablarlo te ayudará para estar con una actitud más positiva.

Por otro lado, podéis realizar un juego para premiar todas vuestras buenas acciones. Coged una caja o un bote cada uno y poned en pequeños papelitos cosas que os gustaría que el otro hiciera por vosotros: vale todo, pequeños regalos, darme un beso, recoger la colada…

Cualquier cosa que nos gustaría recibir del otro cuando hagamos algo bien. Cada uno de nosotros tendremos la caja de deseos de nuestra pareja. Cuando veamos que él se esfuerza por hacer algo de lo negociado nosotros podremos echar mano de su caja de los deseos, sacar uno al azar y hacer eso que desea por él. Así nos aseguramos de que sus avances no caen en saco rota. Además sabemos que una conducta que se premia, tiene más posibilidades de repetirse.

Tendremos que estar muy atentos a cuáles han sido las negociaciones para ver si nuestra pareja cumple con su parte. Al principio no seremos quisquillosos, y aunque se cometan fallos los dejaremos pasar y valoraremos la actitud en su conjunto. Si nos fijamos en los pequeños detalles que no se han hecho bien, tendremos pocas posibilidades de reforzar esta nueva conducta. Le criticaremos porque lo ha hecho mal y así es muy difícil que se anime para volverlo a hacer mañana.

Cuando vivimos en pareja tendremos que asumir determinadas tareas que nunca hemos hecho. Nuestra pareja debe entender que los dos nos encontramos en la misma situación y que las cosas son nuevas para los dos.
Si tú te arriesgas y lo haces a pesar de confundirte, él también puede hacerlo. No dejes que él tome la actitud pasiva. Si tu haces las cosas sin rechistar, ayudas a que el mantenga la actitud cómoda.
Empieza a quejarte y a insistir para que le resulta incómodo y haga algo al respecto.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar