Buen vivirVida y Estilo

¿Qué es el masaje Tailandés?

por Pere Pastor Fuster y Wanwisa Phengleng

El masaje tailandés es un trabajo corporal profundo que ayuda a restablecer nuestra energía vital y a reequilibrar nuestros aspectos físicos, mentales y emocionales. Las técnicas utilizadas son presiones y estiramientos. Las presiones se realizan con los dedos, las manos, los pies, los codos o las rodillas y siguen las líneas energéticas del cuerpo. Los estiramientos pasivos nos permiten recuperar flexibilidad y alcanzar una relajación muy profunda.
¿En qué se basa el masaje Tailandés?
El masaje Tailandés es parte de la medicina tradicional tailandesa cuyo origen se encuentra en la India en los tiempos de Buda. Las posturas y los estiramientos recuerdan a los movimientos del yoga, la concentración y la sensibilidad del dador y del receptor hacen pensar en una sesión de meditación serena. Además, el masaje tradicional tailandés recibió la influencia de la medicina tradicional china e integró los principios de la acupuntura con los puntos energéticos y las presiones en varias zonas clave del cuerpo. Se basa en la visión holística del ser humano como unidad del cuerpo, la mente y el espíritu.
¿En qué nos puede ayudar el masaje Tailandés?
Este masaje, considerado preventivo y terapéutico, beneficia a todos los que quieren conservar un buen estado de salud y un alto nivel de bienestar. Acompañado por una respiración consciente, el cuerpo se estimula por dentro y por fuera. Cuando se recibe con regularidad, se aprecia claramente una mejoría de los sistemas nervioso, respiratorio, circulatorio, digestivo e inmunológico ; disminuye el estrés, relaja zonas de tensión en todo el cuerpo, eleva el nivel de energía, aumenta la autoestima, ayuda a la digestión, combate el insomnio, incrementa la flexibilidad, libera bloqueos físicos y energéticos, armoniza la relación psicosomática,.
Oigen e historia del masaje Tailandés
Se relacionan los principios de la medicina tradicional tailandesa con la llegada a Tailandia de los monjes budistas de la India, hacia los siglos II-III a.C. Su fundador, conocido como Shivagakomarpaj, era un médico del entorno directo de Buda. Los conocimientos de esa medicina se transmitieron oralmente, igual que los textos religiosos, y se han encontrado muy pocos escritos sobre la medicina tradicional y los masajes. Tradicionalmente, se recibía (y todavía se recibe) el masaje tradicional tailandés en los templos budistas y se consideraba una práctica sagrada.

La increíble capacidad de autocuración de nuestro cuerpo está recién siendo descubierta por los científicos en su vasta dimensión. Este conocimiento es a veces transmitido a regañadientes al público, pues implica el hecho de que el cuerpo no opera desde un parámetro solamente físico, sino que las emociones y la mente están tan asociados a su funcionamiento que es imposible separarlos.
Esta asociación “mente-cuerpo” es el terreno de exploración de las terapias corporales desde hace años. Existen muchas técnicas que pueden incluirse bajo este rótulo.
¿Qué buscan?
Que cada persona se reencuentre con la sabiduría innata del cuerpo; que escuche sus mensajes, que le hablan de conflictos reprimidos y de maravillosas vivencias a la espera de ser conocidas; que lo libere de corazas y tensiones a que lo sometemos para dejarlo expresarse en la gracia natural que todos poseemos cuando lo sentido, lo pensado y lo actuado se unen desde el corazón.
¿Cuántas terapias corporales existen?
Decenas, antiguas y modernas. Probablemente, las más tradicionales sean las que trabajan con la energía, un concepto fundamental en este campo. Ésta circula por el cuerpo por canales o meridianos, que están relacionados con distintas funciones físicas, emocionales y mentales. Existen varias formas de actuar sobre estos meridianos: acupuntura, shiatzu, Do In, digitopuntura, reflexología, etc.
Las tradiciones orientales llevan el concepto de energía más allá de lo físico implicando la movilización de varios cuerpos sutiles, de diferentes densidades, con siete puntos primarios: los chacras. La conciencia y alineación de estos cuerpos su armonía con lo divino es la base de varias escuelas, como el yoga, la meditación, el tai chi, el chi kung, el reiki, el healing, etc., para nombrar exponentes de diferentes culturas.
En Occidente, se pueden encontrar técnicas como el método Mezieres, que hace hincapié en elongar la musculatura posterior, evitar la rotación interna de los miembros inferiores y el bloqueo diafragmático. Una seguidora de este trabajo es Therese Bertherat con la Antigimnasia.
La Eutonía, de Gerda Alexander, busca la adaptabilidad del tono muscular a los cambiantes estímulos tanto interiores como exteriores, en lugar de la fijación a uno al que estamos sometidos sin darnos cuenta. Es un método muy sutil de exploración conciente, en las antípodas de los que recurren a la manipulación del sistema muscular y conectivo u osteo-neuronales, como el Rolfing, la Osteopatía o la Quiropraxia, en los cuales el Terapeuta realiza masajes o alineaciones específicas.
Y ya que mencionamos los masajes, estos también tienen una larga tradición. Diversas escuelas se han influenciado mutuamente, dando lugar a un enriquecimiento en su aplicación y sus efectos, que los han convertido no sólo en placenteros y relajantes, sino también en terapéuticos.
Otros caminos “biomecánicos” son la Técnica Alexander, que prioriza el área de control primario, esto es, la relación entre cabeza y columna y el Método Feldenkrais, que busca reprogramar el sistema nervioso, haciendo que cada movimiento sea más eficiente y económico, mediante manipulaciones suaves o por ejercicios simples, que persiguen ampliar los límites a los que nos circunscribimos.
En el terreno de la relación mente-cuerpo ha influido largamente la labor del Dr. Wilhelm Reich, un médico psiquiatra contemporáneo de Sigmund Freud. Reich descubrió que las experiencias emocionales de las personas han cortado su fluidez , constituyendo bloqueos musculares (corazas de carácter). La tarea de la terapia es concientizarlas, a fin de que emerjan los contenidos mentales y emocionales subyacentes y solucionar conjuntamente la disolución de la coraza física y el componente psicológico que lo ocasionó. Restituir el libre flujo de energía significa recobrar el estado original de bienestar y unión con el Universo que nos es natural. Pareciera que Oriente y Occidente se vuelven a unir.
Uno de sus discípulos, Alexander Lowen, es el creador de la Bioenergética, una terapia que aúna la liberación física de los bloqueos mediante respiración, ejercicios, masajes y expresión emocional y el enfoque psicoanalítico en su resolución. Otros terapeutas han seguido los postulados de Reich, enriqueciéndolos con propuestas espirituales, como John Pierrakos (Core Therapy ), David Boadella (Biosíntesis ), Roberto Assagioli (Psicosíntesis ).
La Gestalt, creación de Fritz Perls, si bien no es estrictamente una terapia corporal, se apoya en la experiencia directa del aquí y ahora, en el darse cuenta de lo que sucede en cada instante, y se ayuda de las reacciones corporales para ello.
A esta altura, ya debe estar desintegrándose con tanta diversidad de técnicas. Es hora de integrar, entonces. Existen terapias que justamente proponen la concientización de la unidad que realmente somos de cuerpo-mente-espíritu. Y no sólo del paciente, sino también del terapeuta. Este debe trabajar continuamente en su propia alineación, a fin de crear el espacio necesario para que el proceso de sanación ocurra. Se trata de establecer una comunicación fluida de Ser Interior a Ser Interior, en la que ambos se enriquezcan mutuamente. Que no se lleve por reglas fijas de tecnicismos, sino por la escucha intuitiva y abierta de las necesidades profundas del paciente, para poder así abrir canales que le faciliten el acceso a su propia fuente interna de sabiduría y bienestar. Para ello, el terapeuta utiliza algunos de los métodos citados, sin atarse a ellos en forma dogmática, ya que la flexibilidad en la respuesta es su don.
Cada persona es diferente y atraviesa distintas etapas, en las que será necesario a veces abordajes físicos (sean suaves o movilizadores), exteriorizaciones emocionales, reflexión, energía, conexiones espirituales o quizás bailar o dibujar, todo sin olvidar jamás que somos una unidad, manifestada en un cuerpo físico.
Muchas veces se escucha “Quiero cambiar”. ¿Qué cambia, quién?. Primero, es necesario aceptar lo que somos y luego amar lo que somos.
Adriana Schnake dice: “lo que somos es siempre mejor que la fantasía de lo que queremos ser”. YA somos perfectos. YA tenemos lo que deseamos. YA somos suficientes tal cual somos (como dice Richard Moss). La tarea consiste en despejar los velos que lo cubren, a fin de que la Luz emerja de allí donde siempre está, para seguir co-creando con el Universo. Cuerpo-Mente-Espíritu / Materia-Luz-Poder juntos.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar