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El combate contra la Trata de Personas y los cuentos de hadas

Había una vez una niña llena de sueños y planes. Un día saliendo de la escuela conoció a un joven que la trató muy bien, le regaló dulces, la hizo sentir como una princesa, le compró cosas, la enamoró y le prometió ayudarla a cumplir sus sueños, ella un día se fue con él y…

¿Vivieron felices para siempre?

Muy probablemente no, aunque la historia comienza como un cuento de hadas, es más común usarla como introducción para contar la peor pesadilla de una niña en condiciones vulnerables que soñaba con una vida mejor. Como ésta, hay muchas otras historias detrás de los rostros anónimos que vemos en la calle y no identificamos como víctimas.

Niñas y mujeres que fueron engañadas y raptadas con fines de explotación sexual, niños y hombres adultos explotados para realizar trabajos forzados, mendigar o realizar actividades delictivas, menores de edad obligadas a casarse, todo para el enriquecimiento de sus captores. Una realidad en tiempos en los que hace mucho se abolió la esclavitud.

La trata de personas es un crimen que atenta consistentemente contra la libertad, dignidad e integridad de las víctimas. Su capacidad de tomar decisiones, de confiar en las personas y de creer en un futuro mejor desaparece y es suplantada por el miedo y la mera gana de sobrevivir; muchos de ellos asumen que “así es la vida” o que son responsables de lo que les pasó, algunos llegan a creer que ellos mismos eligieron su destino y a veces, nosotros también, pero no es así.

La trata es un negocio redituable del que se desprenden diversas modalidades como la esclavitud, la condición de siervo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, la explotación laboral, el trabajo o servicios forzados, la mendicidad forzosa, la utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, la adopción ilegal de personas menores de edad, el matrimonio forzoso o servil, tráfico de órganos, tejidos y células de seres humanos vivos, y la experimentación biomédica ilícita. De éstas, el rostro más visible es la explotación sexual o prostitución forzada, cuyas cuotas que cobran terceros representan el 59% del universo de este delito.

Aunque no es considerado un crimen de género, éste presenta un importante sesgo. De acuerdo con los números actualizados en el Informe Global sobre Trata de Personas 2018, elaborado por la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC) el 72% de las víctimas son mujeres: 49% son adultas y 23% menores de edad. Por el contrario, el perfil de los victimarios resulta mayoritariamente de hombres. El 63% de las personas condenadas por este delito en América del Sur son hombres.

El perfil de la víctima tiene sus variables, pero la constante ya sean hombres o mujeres, independientemente de la edad, es su condición de vulnerabilidad, por lo que podemos entender que afecte en mayor escala a los más pobres y a las mujeres y niñas en países más vulnerables, personas susceptibles a ser captadas, enganchadas y retenidas para su explotación.

Los retos de este combate contra la Trata de Personas son muchos y sus batallas se llevan a cabo en diversos flancos, desde el marco legal, financiero, policial y judicial, para identificar y desmantelar redes de trata, hasta el terreno social en el que las organizaciones civiles y fundaciones participan activamente por la restitución de la dignidad y calidad de vida de las víctimas rescatadas.

Las consecuencias de la trata de personas para las víctimas se extienden más allá de su rescate y la sentencia del o los victimarios; para ellas es el principio de otro sinuoso camino en pos de su recuperación. Afortunadamente, algunas de las víctimas ya no hacen solas este recorrido gracias a las organizaciones civiles y la participación de la sociedad.

Tal es el caso de Fundación Camino a Casa, un refugio de alta seguridad para niñas rescatadas de la trata de personas en su modalidad de explotación sexual, en donde se les apoya desde los procesos judiciales hasta el diseño de su plan de vida bajo el concepto Reunificación Social, que se refiere al proceso sistemático de acciones orientadas a favorecer la reconexión con la sociedad de una persona que ha sido víctima de algún delito en condición de esclavitud.

La Fundación ha diseñado un programa integral que ayuda a las víctimas en recuperación a mejorar todos los aspectos de su vida, incluyendo su salud física y mental, ordenar sus pensamientos, desarrollo de hábitos, autoafirmación, asumirse como sujetos de derecho, restaurar su dignidad humana y elaborar un plan de vida.

Otro aspecto importante para su reconexión social se basa en los conceptos de verdad y justicia, por lo que la Fundación trabaja en conjunto con las autoridades para que las sobrevivientes reciban un trato digno durante los procesos jurídicos, se lleve a cabo una investigación y persecución eficiente y efectiva de los delincuentes a fin de lograr sentencias, la reparación del daño y destacar que la voz de las víctimas es una de las fuentes más fidedignas y confiables para futuras investigaciones y rescate de otras personas afectadas.

Además, Fundación Camino a Casa proporciona educación para que las sobrevivientes logren una preparación académica que les permita acceder a trabajos dignos y bien remunerados que les asegure oportunidades de crecimiento y ser autosuficientes en el futuro. También ofrece el ambiente idóneo para que las niñas y jóvenes reconecten con entornos sociales sanos, desarrollando resiliencia y dignidad, para que en el futuro ellas mismas busquen entornos similares. 

Las niñas que terminan el programa de la Fundación obtienen los principios y valores que les servirán de referente para decidir por sí mismas lo que más les conviene, además de sensibilizarse en cuestiones de responsabilidad social. Esto se ha identificado como una gran herramienta para dejar la condición de víctimas, ya que las ayuda a salir de su propia realidad y entorno y ver otras realidades donde ellas pueden ayudar a otras.

De esa forma, en Fundación Camino a Casa se busca no sólo dar un refugio a víctimas rescatadas de la Trata de Personas sino sanar, potenciar y devolver a la sociedad mujeres fuertes, empoderadas y autosuficientes.

Además de las acciones de competencia legal o gubernamental, como sociedad podemos ayudar a romper el ciclo de la vulnerabilidad, ya sea empoderando a las posibles víctimas antes de que lo sean o reconectando socialmente con las hoy sobrevivientes, empoderadas y en muchos casos activistas, que no permitirán que se repita el ciclo en la siguiente generación.

Ayuda no siendo indiferente, denuncia –una niña trabajando en las calles, muy probablemente no esté ahí por decisión propia–; ayuda no juzgando –no sabes qué hay detrás de un rostro endurecido por la vida, si hubiera podido, habría escogido algo mejor–; ayuda no usando mano de obra barata ni comprando a empresas que lo hacen; ayuda no consumiendo directa o indirectamente trabajo o servicios que sospechas provienen de la explotación de personas. Ayuda a que el cuento de hadas que se volvió pesadilla se transforme en una historia de héroes y heroínas.

Había una vez una niña llena de sueños y planes, que nació en condiciones vulnerables, la engañaron y obligaron a hacer cosas que no quería durante muchos años, hasta que la rescataron y pusieron a salvo. Poco a poco ella comenzó a confiar en otras personas y volvió a creer en sí misma, recordó sus sueños y los hizo más grandes, conoció a personas que la necesitaban y ayudarlas la ayudó. Hoy recorre el mundo luchando contra el abuso y la explotación y previene a otros para que nunca conozcan en carne propia lo que ella vivió.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar