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Resuelve tus conflictos conyugales

Según las estadísticas, los casados viven más y con mayor calidad de vida…, si no hay conflictos conyugales. Los problemas familiares potencian ciertas enfermedades mentales como la depresión o la violencia; debilitan el sistema inmunológico y cardiovascular; hasta, incluso, son causa de numerosos accidentes, tanto caseros como de tráfico. Además, afectan al comportamiento de los hijos.Si aún existe el amor entre ustedes, y no quieren acabar con su salud y la de toda su familia, la solución pasa por buscar el método más adecuado para sacar a flote la relación, recuperando el esplendor de tiempos pasados.

Cuando no basta el amor
Ni son los primeros ni los últimos que están atravesando una crisis. La convivencia provoca roces entre ambas partes. Pero cuando estos roces son continuos y generan falta de comunicación o posiciones distantes, es cuando se puede hablar de un problema de pareja.

Podemos estar tentados de disfrazar esta situación bajo la justificación habitual del estrés provocado por jornadas laborales interminables, el trabajo en casa o la presión del cuidado y educación de los hijos. Pero, a veces, simplemente es una cuestión no saber querer.

La capacidad de comunicarse para superar las dificultades diarias se convierte en el pilar de cualquier convivencia. Pero, ¿cómo conseguir un diálogo fluido cuando un muro de incomunicación los separa?

No existe una receta mágica para resolver los conflictos conyugales, pero sí distintos métodos que les pueden ayudar. Aquí te mostramos algunos de ellos.

Remedios ‘de andar por casa’
Si después de tantos años de convivencia siguen sin entenderse; si antes las discusiones eran meros episodios pero ahora se están convirtiendo en una auténtica novela por entregas. Paren un momento a analizar qué está pasando. Estos incidentes y diferencias, aunque últimamente sean algo habitual en sus vidas, no tienen por qué significar que su relación esté haciendo aguas. Muchas parejas atraviesan periodos de conflicto sano que potencian la relación.

Si los problemas no afectan a los pilares de la convivencia, como el amor o el respeto, cualquier pareja tiene en su mano los suficientes recursos para poder resolverlos. Para ello hay que seguir los siguientes pasos:

1. Reconocer el problema. En general, los conflictos conyugales se desarrollan en cuatro áreas diferentes: el poder, la intimidad, la sexualidad y la comunicación. Identificar dónde se están produciendo sus desavenencias será la clave para poder llegar a un consenso.
2. Intención de resolver el problema. Para que esta terapia doméstica obtenga buen resultado, ambos tenéis que tener predisposición e interés por resolver lo que os está perturbando la convivencia.
3. Aprender a negociar. La principal herramienta para la resolución de conflictos es la comunicación. Si en principio ésta es poco fluida, podéis anotar en un papel lo que os molesta, argumentando vuestros razonamientos. Tomaos un tiempo para analizar el punto de vista del otro. Ahora sólo queda realizar el esfuerzo del acercamiento. Recordad que todos somos distintos y que los conflictos se producen por ideas incompatibles sobre un mismo tema. La clave está en el consenso y la negociación.

La figura del psicólogo-mediador
Si no pueden llegar a un acuerdo por sus propios medios, lo mejor es que soliciten la ayuda de un experto. Es la última oportunidad que tienen para poder salvar la relación.

Quizá los pueda asustar la idea de que alguien ajeno pueda inmiscuirse en sus problemas, pero él simplemente los orientará sobre la forma de modificar su conducta negativa mediante técnicas de suplantación de percepciones y mejora en la comunicación. Para que les resulte algo menos violento, lo pueden considerar, simplemente, como árbitro imparcial entre dos partes enfrentadas.

El mediador les diseñará un proceso a medida de reeducación, indagando entre las distintas opciones, para seleccionar aquellas que os ayuden a facilitar el diálogo, evitando generar malos entendidos.

El resultado dependerá del momento en que se encuentren y la predisposición a solucionarlo. Si el conflicto es alto pero existe un deseo por ambas partes de solucionarlo, el mediador les enseñará el camino para hacerlo. Pero si la relación ha degenerado en exceso, será muy difícil que el experto consiga llegar a un consenso apto sobre el que cimentar el futuro de la pareja.

Perfil de un buen mediador
Psicólogo, experto en relaciones interpersonales, habilidades de comunicación, manejo del conflicto, técnicas de negociación y solución de problemas. Pero también, originalidad, actitud conciliadora, autocontrol, sentido del humor y espontaneidad. Y no estaría de más que tuviera ciertos conocimientos sobre derechos de pareja.

Los resultados en número. Alrededor del 75% de las parejas que acuden a terapia, informan de una mejora en la satisfacción matrimonial.

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar