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LADY MACBETH, se estrena en marzo 16

Tal vez cuando escuchamos el nombre de Lady Macbeth nos remonta a uno de los tantos escritos atribuidos a William Shakespeare pero esta Lady Macbeth, aunque también es una asesina, está basada en la historia del escritor Nikolai Leskov, conocida como Lady Macbeth de Mtsensk, una de las novelas más radicales y menos conocidas de la literatura rusa. Su autor Leskov tomó prestado el personaje femenino más sobrecogedor de Shakespeare para titular la historia de una malcasada que se resiste a las convenciones del XIX convirtiéndose en una asesina.
Casi dos siglos después de la publicación, la novela de Leskov cayó en manos de la dramaturga inglesa Alice Birch. Abrumada por su radicalidad y su modernidad, convenció al también director de teatro William Oldroyd para llevarla a la gran pantalla. Nacía así Lady Macbeth, perdiendo la provincia por el camino y cambiando el paisaje ruso por la campiña inglesa y el nombre de Katerina por el de Katherine, más sencillo. “El arranque de la historia es bastante convencional: una mujer de mediados del siglo XIX, que es infeliz en su matrimonio y que tiene un amante – comenta Oldroyd –. Nos preocupaba que la gente pensase que era otra película inglesa de época, que no se esperase a ver cómo reacciona ella a esta injusticia. El personaje de Katherine no pide perdón y se calla, no reacciona como una monja, sino que se levanta y lucha por su independencia y decide su propio destino de una manera sanguinaria”.
La maquiavélica Lady Macbeth, cuya mirada perversa encontraron en la británica Florence Pugh (The Falling). “Vemos a una chica inocente convertirse en alguien capaz de hacer cosas monstruosas. Pero aunque haga cosas malas, quieres que se salga con la suya”, cuenta la actriz de su personaje del que no se salvan ni su suegro (Christopher Fairbanck), ni el marido al que odia (Paul Hilton), ni la temerosa ama de casa (Naomi Ackie) y ni siquiera su amado sirviente (Cosmo Jarvis).

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar