Cómo pedirle (bien) las cosas
Uno de los problemas principales que presentan las parejas en conflicto es la falta de habilidad a la hora de hacer peticiones que cubran sus necesidades y que supongan un cambio en la actitud del cónyuge. Estas peticiones son emitidas habitualmente, pero la forma de emisión es errónea en la mayoría de los casos, con lo que no se consigue lo que se quiere y ambas partes entran en discordia.Siempre en positivo
A la hora de hacer una petición a nuestra pareja será más efectivo hacerlo de manera positiva: la persona deberá decir lo que quiere del otro y no lo que no quiere.
Habitualmente, se suele describir la conducta errónea más que lo que realmente se quiere conseguir. Por ejemplo, si un hombre le dice a su esposa “deja de tener la casa tan desordenada y sucia”, la respuesta de ésta será defenderse de semejante acusación y atacarle a él con frases del tipo “si tú hubieras recogido los zapatos del salón y la ropa sucia, entonces…”. Ésta sería la forma negativa de plantear un cambio.
Sin embargo, todo mejoraría si el marido dijese “me gustaría que al volver del trabajo el salón estuviera recogido”. La mujer se mostraría mucho más receptiva, ya que la frase no implica ninguna valoración personal y sí una expresión de gratitud por parte del marido.
Evitar las generalidades
Igualmente, las peticiones deberán hacerse en términos concretos y específicos. La conducta a mejorar debe ser explícita y clara a fin de que el otro sepa qué es exactamente lo que se espera de él.
Tendremos que dejar de lado los términos que impliquen características de personalidad generales, por ejemplo “me gustaría que fueras más ordenado”. Es una frase muy genérica, pues no se sabe si tenemos que ser más ordenados en el baño, al irnos al trabajo, en la habitación, en el armario o dónde exactamente.
¿Cuál es la conducta que hay que cambiar específicamente? El oyente no lo sabe y es muy probable que el resultado del cambio no satisfaga a la persona que hizo la petición. Será necesario especificar qué frecuencia, cuándo y dónde se debe realizar el cambio para que los dos miembros de la pareja sepan qué se traen entre manos, si no, lo más fácil es que vayan por caminos separados.
Ejemplo de cómo NO hacer una petición
“Carlos, fue tan raro que llegarás ayer temprano de la oficina… No podía creerlo. Desde ahora, me gustaría que no fueses tan poco atento y que dejases de llegar tan tarde a casa.”
¿Especifica esta petición la conducta que se desea que aumente? ¿Especifica el tiempo en el que se espera el cambio? ¿Denota una actitud positiva? La respuesta a esta pregunta es NO y, probablemente, hará ponerse a la defensiva al marido, lo cual implica el no cumplimiento de la petición.
Ejemplo de cómo SÍ hacer una petición
“Carlos, me puse muy contenta ayer cuando llegaste temprano de la oficina, pudimos salir a tomar algo y lo pasé bien. Me gustaría que me avisases cuando vayas a llegar tarde, al menos dos días a la semana, así estaría tranquila toda la tarde.”
En este caso sí se ha especificado exactamente la conducta a cambiar, se la ha delimitado en el tiempo y se ha mostrado de una forma positiva, lo cual aumenta las probabilidades de que la persona quiera negociar o acepte la petición.
Refuerzos y castigos
Una vez que se ha especificado la conducta a cambiar, se podrán incorporar en la negociación otros componentes, como refuerzos por cumplir lo acordado o castigos por no hacerlo.
En el ejemplo anterior, el marido podrá pedir un refuerzo si cumple su objetivo, por ejemplo encontrar a su mujer más alegre, que le dé un beso o un abrazo al llegar a casa, que le prepare su postre favorito, etc.
Con este tipo de negociaciones bien planteadas se conseguirá un buen entendimiento entre los dos miembros de la pareja y ninguno de los dos se sentirá defraudado por el otro, ya que los dos saben exactamente qué deben hacer para que las cosas funcionen. Además, se verán recompensados por el solo hecho de poder hacer algo positivo por su pareja, con la certeza de que le va a agradar.
Prometer sólo lo que se puede cumplir
Otras características que deberán cumplir estas negociaciones, son ser abiertas, honestas y libres, sin prejuicios ni presión ajena. No nos podemos comprometer a algo que sabemos que no podremos cumplir, o a algo por lo que nos sentimos presionados por otros.
Por ejemplo, “llegar más pronto de la oficina implica una recriminación del jefe o una mala cara de los compañeros por irme pronto”, por lo que no podré hacerlo si no quiero hacer peligrar mi puesto. No puedo prometer a mi esposa que llegaré pronto, ya que si lo hago y hay consecuencias negativas en el trabajo, la responsabilidad será de ella y entonces, el contrato que habíamos establecido ha ayudado a empeorar la situación entre nosotros en vez de mejorarla.
Debemos aprender a ser honestos y a no decir lo primero que se nos ocurra para agradar en el momento, ya que se convertirá en una trampa a largo plazo, cuando no podamos cumplirlo.
También aprenderemos a ser específicos a la hora de pedir algo a nuestra pareja, así practicaremos la buena comunicación. Si lo hacemos de forma directa y no acusatoria, sin rodeos ni dobles sentidos, conseguiremos que el otro entienda perfectamente qué es lo que deseamos en cada momento y así, estará en disposición de dárnoslo. Lo mismo ocurrirá con nosotros respecto a él y así nos aseguraremos de que la relación vuelva a su cauce.
El refuerzo que se da a cada conducta pactada ayudará a mantenerla y a repetirla en el tiempo, ya que será reconfortante comprobar que cuando se hace algo bien, se recibe una recompensa. Por el contrario, el castigo que se recibe cada vez que no se realiza lo pactado, servirá de recordatorio y actuará como un estímulo negativo que, unido a la mala conducta, ayudará a que ésta desaparezca.
Objetivo: lograr el entendimiento
En este tipo de contratos se basan principalmente las terapias para parejas en conflicto. Una vez que se consigue especificar la conducta que queremos cambiar y el premio que estamos dispuestos a dar, solo será cuestión de tiempo el que funcione este esquema y el que la pareja llegue a un buen entendimiento.
Si la pareja continúa con peticiones cargadas de negatividad y de resentimiento, su relación no funcionará o se basará en discusiones y en malos momentos.
Siguiendo estas pequeñas pautas e intentando crear un compromiso por parte de los dos, podréis poner en práctica y en casa este esquema de negociación. Podéis empezar por pequeñas cosas que os gustaría cambiar, que sean fáciles y que no supongan un gran problema para el otro. Una vez que hayáis practicado con esto, estaréis preparados para introducir problemas más graves.