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Rioja en las celebraciones de Fin de Año

Diciembre abre espacios para todo tipo de vinos. Aunque los espumosos son el común denominador, los aromas y sabores de temporada obligan a incorporar otras opciones. Los vinos de la DOCa Rioja, diversos y excepcionales en calidad, son la alternativa perfecta para las celebraciones de Fin de Año.

Blancos, rosados, tintos jóvenes; Genérico, Crianza, Reserva y Gran Reserva producidos dentro de la DOCa Rioja, la primera Denominación de Origen Calificada de España, ofrecen posibilidades infinitas en la mesa decembrina. Los rosados y blancos riojanos, por ejemplo, permiten aligerar los matices especiados y contundentes sabores de la temporada gracias a su frescura y frutalidad; los vinos semi dulces y dulces, de Viura, Garnacha Blanca, Malvasía, Tempranillo, Mazuelo y Graciano, entre muchas otras cepas, acompañan a la perfección turrones, nueces, frutos secos y quesos maduros, elementos indispensables de la sobremesa navideña.

Vayamos paso a paso. En la base de la clasificación de vinos de la DOCa Rioja podemos hallar a los Genéricos, vinos en su primer o segundo año que conservan aromas primarios: frutales, florales, vegetales, herbáceos, especiados. Como aperitivos, blancos, rosados y tintos jóvenes permiten abrir cualquier celebración, aunque también hacer frente a bocadillos y platos ligeros. Los blancos secos y jóvenes, por ejemplo, combinan bien con ensaladas, verduras, crustáceos y salsas ligeras; los fermentados en barrica, uno de los secretos mejor guardados de la DOCa Rioja, pueden armonizar con aves rostizadas e incluso carnes rojas de mediana intensidad.

Del lado de los Crianza, por mucho la expresión más conocida de la DOCa Rioja alrededor del mundo, la palabra clave es: “diversidad”. Estos vinos, especialmente los tintos, se adecúan perfectamente a cualquier momento, situación, menú. Generalmente de color rojo rubí o granate, con inigualables aromas de fruta, especias y tostados ligeros, los Crianza literalmente hacen frente a todo, desde tapas y arroces, hasta carnes, pastas, embutidos y quesos suaves. No son vinos de batalla, ¡no!, sino verdaderos ejemplos de adaptabilidad y más cuando se trata de un paladar como el mexicano.

Apuntemos ahora hacia el lado más sublime de la denominación de origen ibérica, el de los Reserva y Gran Reserva. Estos vinos, resultado de la perfecta combinación de clima, suelos, tradiciones ancestrales, son prueba absoluta de la calidad riojana. Tome nota.

Ultra seleccionados, con una crianza mínima de 12 meses en barrica y 24 meses en botella (recuerde que los blancos deben pasar 24 meses en bodega y mínimo 6 meses en barrica), los Rioja Reserva son la quintaesencia del maridaje decembrino. Repletos de aromas de fruta madura, de flores, hierbas silvestres y un delicado fondo de maderas finas, entremezclados con una gran amplitud gustativa y taninos finos, estos fermentados son indispensables para acompañar salsas intensas, guisos de carne, estofados… Durante todo el invierno, son un apapacho para el alma.

Es cierto, para el brindis de Año Nuevo se requiere un vino que provoque alegría, emoción, “efervescencia”. Cualquier Gran Reserva riojano aporta eso y más; imagine usted un tinto especiado, con notas de tabaco fresco y maderas finas, un vino maduro, complejo, balanceado y dotado de una larguísima persistencia. ¿Lo tiene? ¡Es un Gran Reserva de la DOCa Rioja!

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar